Aremi estrena por fin su casa

Aremi, la entidad leridana que atiende a personas con parálisis cerebral y discapacidad física, abrirá el próximo mes de marzo la segunda fase de su residencia de Balàfia, cuatro años después de que acabaran las obras y tres desde que quedara completamente amueblada y equipada. La concertación de ocho plazas por parte del departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias es lo que ha permitido a la asociación poder inaugurar al fin esta ampliación de la ‘casa’ que estrenó hace ya una década. Lo hará de momento con ocho usuarios, parte de ellos provenientes de su servicio ocupacional y el resto de la lista de espera con la que cuenta el departamento de personas interesadas en acceder a este tipo de servicios residenciales. “De momento abrimos con estas ocho plazas, pero estamos en conversaciones con la Generalitat para poder ampliar la concertación hasta las 29 de que dispone esta segunda fase”, explicó ayer a este diario Mercè Batlle, presidenta de Aremi. Además, la apertura de estas instalaciones, que han contado con un presupuesto de más de un millón de euros (entre construcción y equipamiento), permitirá a la entidad contrarrestar el déficit que ha contraído durante estos cuatro años en los que las instalaciones han estado acabadas y cerradas, pero cuyo mantenimiento comportaba unos gastos mínimos de calefacción o de limpieza, entre otros. También permitirá la contratación de más personal o la ampliación de horarios que hay actualmente, además de reducir la lista de espera de personas interesadas en una plaza, que sin ayuda tiene un coste aproximado de unos 3.000 euros, pero que cuando está concertada se reduce a más de la mitad para la familia.

Esta ampliación de la residencia de Aremi cuenta con una veintena de habitaciones, 11 dobles y 9 individuales. En total, entre la primera y la segunda fase del edificio, el centro dispone de 55 plazas repartidas en 38 habitaciones (21 individuales y 17 dobles), de las que en marzo estarán ocupadas un total de 34. Además, cuenta con servicios comunes como almacenes, vestidores, lavandería, salas polivalentes, de rehabilitación y cocina, que ya estaban a pleno rendimiento desde la inauguración del edificio. También dispone de un gran patio conjunto.

¿Qué supone para Aremi poder anunciar que puede poner en marcha la segunda fase de su residencia?

Después de años acabada y cerrada, estamos muy contentos porque aunque solo sean ocho plazas nos permitirá dar servicio a gente que lo necesita y cubrir los gastos que nos generaba tenerla cerrada. Además, hay el compromiso de la Generalitat de concertar más en un futuro, así que confiamos en poder ampliar el número de plazas disponibles.

¿Qué les ha impedido poder abrir antes esta fase de la residencia a pesar de que ya estaba acabada?

La falta de concertación de plazas ha sido el inconveniente. Cada una de ellas, sin ayuda, cuesta unos tres mil euros y es un precio que las familias no pueden asumir.