SANIDAD HISTORIA
La gripe mortal de 1918
La gran pandemia de hace un siglo disparó en un 25% el número de muertes en Lleida. En la capital, que entonces tenía poco más de 38.000 habitantes, se certificaron 107 defunciones || En una sola noche fallecieron siete niños en la Inclusa, según un estudio de Antoni Artigues
En 1917, antes de declararse la pandemia, Lleida registró 583 defunciones. La ciudad tenía entonces poco más de 38.000 habitantes. Un año después, la gripe elevó la cifra de muertos hasta los 784 y la sangría siguió en 1919, ya que el primer trimestre de ese año seguía cobrándose vidas. En marzo de 1917 fallecieron 54 personas en Lleida. Un año después, cuando aún no se había declarado la enfermedad, fueron 65. En marzo de 1919, en cambio, la gripe daba los últimos coletazos y las defunciones se dispararon hasta registrarse 127 muertes, según un trabajo de Antonio Artigues, estudioso de la historia de la Medicina, publicado en la Revista Catalana d’Història de la Medicina i de la Ciència.
Había tanta psicosis que en algunos pueblos se hizo enmudecer a los campanarios porque el toque de difuntos desmoralizaba a la población. No era para menos. En Lleida ciudad murieron siete niños de la Inclusa en una sola noche.
Se prohibió ir al cementerio el día de Todos los Santos y se obligó a enterrar a los muertos de madrugada
El virus actuaba con una gran rapidez. Desde que se manifestaban los primeros síntomas hasta la muerte del paciente podían transcurrir dos o tres días. Pero a veces, eran tan solo unas pocas horas (ver desglose). Y, además de su virulencia, fue una enfermedad que, al contrario de lo que suele suceder con la gripe estacionaria, se cebó en los jóvenes. El 72% de los muertos de Lleida de los que se conocía la edad tenían menos de 40 años, relata Artigues. Y esa fue la constante en todo el mundo.
Tampoco Cervera escapó a la pandemia. Josep Maria Llobet incluyó en su libro Cent episodis de la Història de Cervera (Diputació de Lleida, 1992) un relató de cómo durante la fiesta mayor de 1918, que se celebra en septiembre, la incipiente gripe se extendió por toda la comarca.
El alcalde, Francesc Xuclà, publicó un bando en el que se obligaba a desinfectar las habitaciones de los enfermos, pero nada parecía funcionar. Había tantos afectados que los médicos no daban abasto y se tenía que enterrar a los muertos s de madrugada. Incluso se prohibió ir al cementerio el día de Todos los Santos.
En España se calcula que hubo 300.000 víctimas mortales. Un estudio publicado en 2014 en la revista BMC Infectious Diseases y firmado por Gerardo Chowell, Anton Erkoreka, Cécile Viboud y Beatriz Echeverri-Dávila analiza las tres olas que registró la enfermedad en España y, por primera vez, lo hace por provincias. Zamora y Burgos fueron las más afectadas. Según esta investigación, la gripe no fue especialmente letal en la demarcación de Lleida, aunque causó la muerte de 84,4 personas por cada 10.000 habitantes. En Zamora este porcentaje alcanzó los 212,4 fallecimientos por cada 10.000 habitantes.
No es extraño que un siglo después la gripe del 18 siga despertando el interés de los científicos.