ENTREVISTA. «El arte se democratizó gracias a la publicidad»

¿Cómo surgió la idea de crear el Centre d’Interpretació de l’Antic Comerç de Salàs de Pallars, que ya cuenta con ocho ‘Botigues Museu’?

Todo empezó hace veinte o veintinco años, cuando se jubilaron mis padres y cerraron la tienda de ultramarinos que regentaban. Me regalaron unas antiguas estanterías y empecé una pequeña colección como hobby.

Y la hizo crecer.

A veces llevaba objetos a clase para explicar un momento histórico y me di cuenta de la fuerza que tenían esos productos cotidianos, aparentemente sin valor. Se creaban anillos de memoria que enlazaban a la generación actual con la de sus abuelos. Y luego vinieron las Botigues propiamente dichas, un proyecto inédito a nivel de país que ahora seguirán creciedo con la inauguración del café.

¿Por qué una exposición sobre la Primera Guerra Mundial? ¿Tuvo impacto en el mundo del pequeño comercio?

Mucho más del que se pueda imaginar. Es triste decirlo, pero las guerras, históricamente, también han supuesto avances que han modificado nuestros hábitos cotidianos. La Primera Guerra Mundial hizo desaparecer los relojes de bolsillo para generalizarse los de pulsera, porque eran más prácticos para los soldados. Del mismo modo, que se dejó de usar la navaja de afeitar y se sustituyó por la popular Gillette.

¿Las grandes marcas publicitarias forman parte de la historia?

Grandes marcas como Danone o Nestlé entraron en las casas a través de la publicidad y eso supuso, en cierta manera, una democratización del arte. Tú te comprabas una botella de lejía porque la necesitabas, pero cada vez que la utilizabas veías un Apel·les Mestres. A nivel efímero y humilde, el arte entró en las casas.

¿En sus tiendas se venden recuerdos?

Para los mayores de 50 son un espacio de memoria, para los más jóvenes, de descubierta.