SEGRE

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES LAS SECUELAS

La víctima del 'caso minifalda' dice que 30 años después aún tiene pesadillas

La polémica resolución de La Manada ha devuelto a la actualidad casos como el de la ‘sentencia de la minifalda’, en la que una menor de Lleida, víctima de acoso sexual, acabó siendo presentada por el magistrado como culpable porque provocó, “si acaso inocentemente”, al empresario. Treinta años después, esta leridana aún tiene pesadillas.

La leridana María José rompe el silencio después de la sentencia de La Manada.

La leridana María José rompe el silencio después de la sentencia de La Manada.Lleonard Delshams

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María José no las tiene todas consigo. “Lo hago por mis hijas”, asegura. Ellas la han animado a explicar en primera persona cómo se sintió después de que se dictara la polémica sentencia de la minifalda. Pide “que quede claro que no cobro nada ni me beneficio de ninguna manera”.

Hace 30 años esta leridana fue acosada sexualmente por su jefe, J.F.B., que le propuso mantener relaciones a cambio de prorrogar su contrato y le hizo tocamientos en pechos y glúteos por encima de la ropa, según quedó probado ante el tribunal. A pesar de ello, el empresario solo fue condenado a pagar una multa de 40.000 pesetas (240€) por “abusos deshonestos”, ya que el magistrado consideró que la joven provocó con su vestimenta al hombre.

El caso dio la vuelta a España y puso a María José en la palestra. “Yo solo tenía 16 años y respetaba a mi jefe, que era de la edad de mi padre. Nunca hubiera pensado que me haría algo así”. Se quedó “petrificada” en su despacho, “acorralada”. No era capaz de moverse. “Solo pensaba en que me quería ir de allí”. Lo que no podía imaginarse María José es que pasaría de víctima a culpable a ojos de la sociedad. “Yo no hice nada malo, pero me hicieron sentir como si todo había sido culpa mía” a pesar de que “ni siquiera llevaba minifalda el día que mi padre denunció los hechos, sino un pantalón corto y ancho de mi hermana”, asegura.

CRONOLOGIA

La denuncia

. 3 de agosto de 1988: María José, de tan solo 16 años, explicó a sus padres que su jefe la había intimidado para tener relaciones sexuales y la había tocado de forma indebida por encima de la ropa. Su familia la apoyó en todo momento y presentó denuncia contra el empresario.

La sentencia

. 18 de febrero de 1989: La Audiencia condenó al empresario, ya fallecido, a pagar una multa de 40.000 pesetas(240€),como autor de un delito de abusos deshonestos. El magistrado Rodrigo Pita, también fallecido, entendió que el acusado “aprovechó su condición de patrono”, si bien la víctima “con su específico vestido y acaso inocentemente, provocó este tipo de reacción en el empresario, que no pudo contenerse”.

Ratificación del Supremo

. 22 de mayo de 1990: El Tribunal Supremo ratificó lo que ya se conocía como “la sentencia de la minifalda”, que hizo correr ríos de tinta en todo el Estado.

Las secuelas

“No quiero ni pensar en cómo se siente una víctima de violación (ver desglose) si, a mí, que en comparación con la pobre chica del caso de La Manada, no me ocurrió nada, todavía tengo pesadillas treinta años después. A veces creo que ya lo he olvidado, pero la mente va por libre y de vez en cuando vuelvo a soñar con que me acorrala o me persigue con el coche y me despierto temblando de miedo”.

LAS FRASES «Estuve años vigilando qué ropa me ponía porque estaba estigmatizada por la sentencia» «Accedo a hablar por mis hijas, porque aunque a mí me fue mal, hay que denunciar los abusos» «Me quedé petrificada, no hice nada: solo pensaba que quería salir corriendo de aquel despacho» «La baja médica fue de tres meses, pero la angustia duró años, aún me despierto temblando a veces»

Hasta cambió de manera de vestir. “Estuve años tapándome como una monja porque la gente hablaba mal de mí”. A los 26 años conoció al que ahora es su marido y no fue hasta entonces que empezó a remontar. “Él me ayudó a recuperar la autoestima, porque yo estaba llena de complejos e inseguridades después de lo sucedido”. La baja médica fue de tres meses, pero la angustia duró mucho más. No era fácil. “En todas partes me identificaban como la chica de la minifalda y me miraban con recelo. Hasta un profesor de mi hija recordó el caso hace pocos años en clase y me mostraba como culpable”. Increíble pero cierto.

“Mis hijas me han animado a dar el paso”

“Se me ponen los pelos de punta solo de pensar por todo lo que pasó esa chica de 18 años agredida por La Manada. ¿Cómo que no fue violación? Si eso no es una violación...” La indignación de María José por esta polémica sentencia la ha empujado a dar el paso y explicar su historia. “Pensar que pueden quedar libres en unos pocos años te pone los pelos de punta”. También han influido sus hijas. “Ellas me han animado a hablar”, asegura. Porque “aunque a mí me fuera mal y saliera mal parada, siempre hay que denunciar los abusos sexuales. Parece mentira que treinta años después hagamos las mismas reivindicaciones”, lamenta. Y, lo que es peor, “siga habiendo jueces que piensan lo que piensan”. De su juicio recuerda que entró “sola en la sala”, mientras que su jefe “saludaba a todo el mundo como si aquello no fuera con él”. El juez “me hacía preguntas trampa para que me contradijera, aunque no lo consiguió porque sabía muy bien lo que había pasado”. Reconoce que la sentencia “a pesar de lo de la minifalda que no llevaba” ayudó a tipificar el delito de acoso laboral. “Si sirvió para algo, me alegro”, asegura. Aunque no tiene claro que se haya avanzado mucho. “Mi jefe siguió con su vida, mientras que yo me quedé sin trabajo y marcada durante años”. Y, lo peor, “señalada por la calle”.

María José junto a su hija pequeña, que se muestra orgullosa de la fortaleza de su madre.

María José junto a su hija pequeña, que se muestra orgullosa de la fortaleza de su madre.LLEONARD DELSHAMS

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