SOLIDARIDAD INICIATIVAS
“Llegué en los bajos de un camión”
Viajar de Tánger a Algeciras en un ferry escondido en los bajos de un camión en busca de un futuro mejor es una odisea en la que se embarcan cientos de marroquíes cada año y que muy pocos acaban consiguiendo. Entre estos últimos ‘afortunados’ se encuentra Hmad, un joven de diecinueve años que a los diecisiete se separó de su familia para labrarse un porvenir en España y que ahora intenta formarse gracias al programa de ayudas de Càritas en Lleida. “Intenté cruzar la frontera desde los quince a los diecisiete años, cuando al final conseguí esconderme en los bajos de un camión y llegar hasta las costas españolas”, explica Hmad, quien apunta que muchos de sus compañeros se quedaron atrás y no consiguieron su objetivo. Su sueño siempre fue llegar a Barcelona pero, una vez allí, las autoridades le trasladaron al centro de menores de Raimat, donde apenas estuvo interno unas semanas. “Cuando alcancé la mayoría de edad me echaron. Pasaron quince días hasta que me acogieron en un piso de Càritas, donde ahora convivo con cuatro compañeros más”, explica el joven, al mismo tiempo que aplaude la asistencia de una entidad que “me ayuda a mantener el contacto con mi padre y me acompaña en el día a día”. A pesar de que Càritas ofrece acceso a recursos básicos y orienta a sus usuarios para integrarse en la sociedad de forma autónoma, Hmad continúa a la espera de la documentación para conseguir un trabajo, por lo que valora muy positivamente la formación que le brindan desde la entidad solidaria. “Quiero seguir aprendiendo idiomas. Por ahora pero he hecho cursos de catalán y castellano, de limpieza y de atención al cliente”.
Càritas advierte de la cronificación de la pobreza en Ponent Càritas sigue constatando que la pobreza se ha cronificado y que la situación de las familias sin recursos se ha agravado. A pesar de que el año pasado atendieron a 9.627 personas (un 30% menos que en 2016), la entidad solidaria destacó ayer que las necesidades de sus usuarios se han acentuado y ahora “requieren una orientación en su día a día que va más allá de los recursos básicos como la comida y la ropa”. En este sentido, desde las diócesis de Lleida, Urgell y Solsona alertan de la escasez de recursos económicos y exigen una mayor implicación en “la mejora de la calidad de vida de los más desfavorecidos”. La entidad, que dispone de 71 puntos de atención en Ponent y una plantilla de 1.410 personas, entre voluntarios y personal contratado, destinó 446.368 euros en ayudas económicas directas y gastó 2,5 millones en los diferentes programas de inserción laboral.