Adiós a la parroquia de Sant Andreu

La despoblación del Barri Antic y la consecuente pérdida de fieles que eso ha comportado en los últimos años ha llevado a la diócesis de Lleida a tomar la decisión de suprimir la parroquia de Sant Andreu, en la calle Cavallers y erigida canónicamente en el año 1973. Así consta en el decreto firmado el mes pasado por el obispo de Lleida, Salvador Giménez Valls, en el que aduce también al “escaso número de actividades pastorales y de vida sacramental” que tenía actualmente este templo. De hecho, el propio párroco de Sant Andreu, Carles Sanmartín, había presentado un informe elaborado con el consejo parroquial en el que sugería la supresión de la parroquia. “Esta iglesia ya no tenía casi población fiel. Todavía se hacían misas, pero asistía muy poca gente”, explicó ayer a este diario Víctor Espinosa, secretario general del obispado de Lleida. Estos argumentos, unidos a que los fieles que quedan en la zona no quedarían desatendidos por la proximidad de las parroquias de Sant Martí y Sant Llorenç, propició la decisión. “Aunque no es un hecho inusual en el conjunto del estado, es la primera que se elimina en Lleida en muchos años”, reconoció Espinosa. El decreto de supresión entró en vigor el pasado 17 de junio y desde entonces, el territorio que correspondía al templo quedó adscrito al de la parroquia de Sant Llorenç, situada a pocos metros. Ese día se celebraron dos misas en ambas iglesias durante las que se leyeron las cartas del obispo sobre la supresión de Sant Andreu y sobre la modificación de los límites parroquiales de Sant Llorenç.

Aun con todo, el edificio, que continúa siendo propiedad de la diócesis de Lleida, no perderá su actividad. Así, seguirá siendo, como en las últimas dos décadas, la sede de la Associació Internacional de Caritat de Sant Vicenç de Paül, cuyos voluntarios continuarán haciendo uso de las mismas dependencias. Además, en virtud de un acuerdo firmado en marzo entre el obispado y el Secretariat de Confraries i Congregacions de Setmana Santa de Lleida, se cederá a esta entidad, que no tenía sede física, el uso del templo. “Podrán guardar los pasos y hacer celebraciones”, apuntó Espinosa, que explicó que no hay más supresiones de parroquias sobre la mesa, pero que no se descartan otras en el futuro.

Un cura para cada cuatro templos Las tres diócesis leridanas llevan años viendo descender su número de párrocos a un ritmo mucho mayor que el de las ordenaciones de seminaristas. Hasta el punto de que cuentan con unos 160 sacerdotes responsables de un templo para hacerse cargo de las más de 600 parroquias de estos tres territorios (126 en la Diócesos de Lleida, 174 en la del Urgell y 363 en la de Solsona), lo que supone más de cuatro templos por párroco.