FIESTA DEL FUEGO
Las brujas aterrizan en Cervera
Los más pequeños inauguraron la fiesta por la tarde con el tradicional Aquelarret|| Un centenar de paradas y actividades se dieron cita en la Fira del Gran Boc en los patios de la Universitat
Los más pequeños de Cervera inauguraron ayer con el Aquelarret la fiesta de las brujas y del fuego de la capital de la Segarra. Durante toda la semana ya han estado preparando sus disfraces, aprendiendo a caminar con zancos, tocar los tambores y a conducir y crear bestias. Así, ayer por la tarde presentaron su trabajo en público, presididos por el Cabronet, el Drac, les Cuques y este año, además, los dos gegantons Fantasmes, hechos a imagen y semejanza de los del Aquelarre. El grupo joven de los Diables de Cervera Carranquers, los Diables de Roquetes del Garraf y los Geganters de Cervera se unieron a la celebración. El itinerario fue de la Universitat hasta Pius XII, donde tuvo lugar la Escorreguda del Cabronet, recreando el final del Aquelarre.
Por la mañana abrió sus puertas la Fira del Gran Boc en los patios de la Universidad con casi un centenar de paradistas. Tras 20 años de dirección de Montse Ortiz y Joan Albert Cuadrat, este año Òscar Celeiro, que lleva siete años trabajando en el certamen, tomó las riendas del montaje. La novedad fue la instalación de una treintena de estands de comida rápida en la plaza Universitat y la rambla Lluís Sanpere. Otra de las novedades de esta edición fue la exposición retrospectiva teatralizada del Aquelarre en el Carreró de les Bruixes, donde nació la fiesta. El proyecto corrió a cargo del GREPP Teatre que combinó espacios de historia local de la fiesta, documentación y fotografias, con una puesta en escena en clave de humor.
A media noche, estaba previsto que la Companyia Elèctrica Dharma diera el pistoletazo de salida del Aquelarre. En su repertorio, su emblemática pieza La presó del rei de França. La combinación de agua y fuego sirvió para encender la Universitat de Cervera, en un acto de la escenografía, y dar la salida al pasacalles de los elementos del Aquelarre hasta su espacio habitual, la plaza del Racó. El programa contemplaba prolongar la fiesta hasta pasadas las 5 de la madrugada.