Aquelarre histórico

La 41 edición del Aquelarre de Cervera congregó a más de 25.000 visitantes en la capital de la Segarra, con el punto culminante del espectáculo que se desarrolló la noche del sábado y hasta bien entrada la madrugada de ayer domingo. Desde el ayuntamiento cifraron en un millón de euros el impacto económico de la fiesta en la ciudad.

El Aquelarre de Cervera, dedicado este año al mito de la Atlántida, vivió la madrugada de ayer domingo su edición más masiva. Según el alcalde, Ramon Royes “es el año que hemos consiguido una mayor convocatoria de público en todos los escenarios. Solamente en el espacio VIP de Cal Racó se han vendido 300 entradas, en el resto de escenarios han conseguido un lleno total, en especial la plaza de Cal Racó”.

En el mismo sentido habló el comerciante de la calle Major Jordi Lloberas que, pasadas las 5 de la madrugada, cerraba su tienda manifestando que “es la primera vez que no hemos parado de trabajar ni un solo momento en toda la noche”. Según Royes, el éxito está en el hecho de que se trata de un montaje único que se lleva a cabo íntegramente con músicos, actores y artistas locales. En el mismo sentido, admitió que la buena meteorología invitó a que los participantes se quedaran de principio a fin.

Para el alcalde se han cumplido las expectativas de conseguir más de 25.000 visitantes y destacó que a nivel económico es el certamen estrella del año ya que deja un impacto de más de un millón de euros “en una fiesta en la que invertimos 200.000”. Es decir, se multiplica por 5 la inversión realizada. El Aquelarre llega tras una semana de actividades preparatorias y este año su director, Albert Parra, que lleva ya 8 ediciones comandando el proyecto, dedicó el espectáculo al mito de la Atlántida, civilización que según la leyenda se hundió en el Mediterráneo después de perder la guerra con Grecia.

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Así, la trama argumental situó en el primer acto de la Encesa de la Universitat un espectáculo bélico en alta mar combinando tonalidades azules y plateadas con una escenografía obra de Alba Cuñé y Enric Porta, que consiguieron sumergir la Universidad en el mar desplegando todo un bestiario marino gigantesco accionado con grúas que se fundía entre el público. Un espectáculo de 360 grados con música en directo, concretamente la del álbum La Atlántida, de la Companyia Elèctrica Dharma, histórico grupo que aparecería en escena en la plaza Universitat flotando sobre un barco de vela blanco.

En los otros dos momentos del espectáculo la Invocació y la Escorreguda, la música corrió a cargo de 12 músicos locales dirigidos por Manel Pedrós y Carlos Monforte, que se instalaron en uno de los tres escenarios de Cal Racó. En el espectáculo participaron un total de 40 actores locales situados en las estructuras que se movían sobre el público y en los tres escenarios de la plaza. El pasacalles desde la Universitat hasta cal Racó contó con más de 300 participantes de todas las entidades de la ciudad como los Geganters, GREPP Teatre, Alea Teatre, Band Tokades, Campaners, Bombollers, Fadunito y Sound de Secà.

También participó el grupo de percusión de Igualada Protons, ganadores del pasado Carnaval de Secà de la capital de la Segarra. Por lo que refiere al fuego, participaron la Colla anfitriona, los Carranquers Diables de Cervera, y actuaron también como invitados los diablos de Roquetes del Garraf y los Diables Voramar del Serrallo de Tarragona. Los tres grupos quemaron durante la noche más de 400 kilos de pólvora, un 25% más que en la pasada edición.

Al llegar a la plaza de cal Racó, tras los lucimientos de cada grupo, los Diables de Cervera brindaron el Ball de la Polla, la bestia más antigua de la fiesta con la música de Quim Granell. El segundo acto fue en la misma línea de grandes estructuras que se movían entre el público. Comenzó con el Ball de Diables y la guerra final entre griegos y atlantes. En el último momento apareció el Mascle Cabró montado en una grúa a más de 20 metros de altura que puso punto y final al montaje.

Antes de iniciar cada acto, las diferentes colles de diablos se situaron en los otros 5 escenarios de la fiesta y llevaron a cabo un correfocs hasta la plaza de cal Racó. El último acto del Aquelarre lo presidió en solitario la Escorreguda del Mascle Cabró, que virtió 9.000 litros de agua y espuma entre el público. La plaza quedó hecha una piscina y solo los más valientes resistieron el Foqueral, 30 minutos de correfocs que, sobre las 5 de la madrugada, puso el punto y final a la fiesta de las brujas.

En cuanto al resto de escenarios, la plaza Major acogió la actuación de la Dharma y del grupo local de versiones The Pink Goats. En la plaza Pius XII actuaron los grupos Itaca Banda y Doctor Prats; en la plaza de Cal Racó, el grupo leridano Pastorets Rock hizo las delicias del público; en el Espai Muralla, diversos dj’s, y en la plaza de Santa Anna, el grupo de baile Versión Original.

La Fira del Gran Boc, abierta ayer para rematar la fiesta

Hasta ayer domingo por la noche permaneció abierta la Fira del Gran Boc, la feria de esoterismo ubicada en los patios de la Universitat, con más de un centenar de paradistas. Por primera vez en el exterior de la Universitat y en la rambla Lluís Sampere se instalaron una veintena de estands de comida rápida. Fue la primera edición en que la Fira no contó con sus creadores, Montse Ortiz y Joan Albert Cuadrat, responsables del certamen en sus primeros 20 años de existencia. La dirección corrió a cargo en esta ocasión de Óscar Celeiro, que llevaba ya 7 años trabajando en el montaje. Durante la noche, los servicios médicos atendieron a unas 40 personas, una de ellas de cierta gravedad al sufrir un coma etílico.