ESNOTICIA
... Y Franco adelantó el reloj
Una orden ministerial del 7 de marzo de 1940 cambió la hora para coincidir con Alemania || Después de 1973, el desfase es de 120 minutos en verano
No es ningún secreto que Francisco Franco bebía los vientos por Adolf Hitler. Un
amor
Los más ancianos aún se refieren a la “hora vieja” para definir el horario anterior a los años cuarenta
político no correspondido del todo. Y eso que el autoproclamado generalísimo se esforzó lo suyo. En una carta que le escribió el 3 de junio de 1940 Franco expresaba “cuán grande es mi deseo de no mantenerme alejado de sus necesidades”, por lo que le ofrecía al führer “dos millones de veteranos de la mejor calidad” para luchar a su lado en la Segunda Guerra Mundial. Pero Heinrich Himmler, de las SS, le dijo a Hitler que el ejército de Franco poco podía aportar a Alemania. El plantón llegaba pese a que el Boletín Oficial del Estado del 8 de marzo de 1940 publicó una orden ministerial emitida el día anterior por la que se obligaba a adelantar la hora en 60 minutos a partir del 16 de ese mes “considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos”. En concreto, la Italia de Benito Mussolini y la Alemania nazi. De este modo, España dejaba atrás el fuso horario que geográficamente le correspondía y adoptaba el horario conocido como GMT+1:00 , es decir: una hora més que en el meridiano cero o de Greenwich, pese a que toda la península ibérica queda dentro de sus límites. Por esta razón, España y Portugal pasaron a tener distinta hora oficial. Pero este desbarajuste horario afecta a media Europa. También Francia debería regirse por el huso horario de Greenwich, al igual que Bélgica y Holanda. Pero en estos países los relojes también se adelantaron una hora coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial. Solo Gran Bretaña, Irlanda y Portugal conservaron su horario. De nuevo Hitler está detrás de este desbarajuste. Durante la contienda la hora de Berlín era la referencia para todos los territorios ocupados. Y, pese a perder la guerra, esta anomalía se mantuvo –el general De Gaulle dijo que se recuperaría la hora francesa pero, finalmente, se desdijo– y ahora los relojes marcan el mismo tiempo en el cabo de Finisterre, en el extremo más occidental de Galicia, que en la frontera oriental de Polonia, pese a estar separados por más de 2.300 kilómetros de distancia. La otra cara de la moneda está en la Europa del Este. Polonia mantiene una diferencia de sesenta minutos con la vecina Ucrania y de dos horas con la también vecina Bielorrusia. Los más pragmáticos señalan que la decisión de De Gaulle de mantener el horario nazi permitió sincronizar los relojes en prácticamente toda la Europa occidental. Pero pese a esta ventaja, el regreso a la hora del meridiano de Greenwich es una medida que incluían en los programas electorales de 2016 los principales partidos españoles.
Si casi ochenta años después estos horarios descolocados están de plena actualidad es porque otro acontecimiento histórico volvería a mover las agujas del reloj. Y una, sino dos veces cada año. La crisis del petróleo de 1973 llevó a adoptar una medida para ahorrar energía que consistía en tener un horario de verano y uno de invierno. En los estados en los que se había alterado el fuso horario de forma artificial, este nuevo cambio suponía que en verano el desfase era de dos horas. Es decir: a las cinco de la tarde según la hora oficial son, en realidad, las tres según el horario solar o la llamada “hora vieja”.