Mujeres con cáncer de mama temen que las pseudoterapias se conviertan en moda
La incidencia de esta enfermedad crece en España
Las pacientes con cáncer de mama han mostrado su preocupación porque las pseudoterapias sin evidencia científica puedan convertirse en una moda y que algunas mujeres, en esa situación tan vulnerable, tengan la tentación de dejar el tratamiento médico, con el riesgo que supondría para su salud. Esta es una de las inquietudes que reflejan las mujeres de las 45 asociaciones que conforman la Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) en un manifiesto que publican de cara al Día Internacional de esta patología, que se celebra el próximo viernes.
En el manifiesto, presentado este lunes por la presidenta de Fecma, Antonia Gimón, las pacientes inciden en la necesidad de actuar con la mayor precaución ante la divulgación de propuestas terapéuticas "inviables o sin evidencia científica". Se lo piden a las afectadas, que en algunos casos se alejan de las asociaciones y de los criterios médicos para tratar de afrontar la enfermedad.
Una cuestión en la que han hecho hincapié también el vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), Álvaro Rodríguez-Lescure; la presidenta del Grupo de Investigación en Cáncer de Mama Solti, Eva María Ciruelos, y el vocal del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) José Ángel García Sáenz. Entre el 80 y 90 % de las afectadas con cáncer de mama recurren a "algo alternativo" cuando le dan el diagnóstico de cáncer, según Rodríguez-Lescure. Precisamente por esa vulnerabilidad que sienten cuando conocen que tienen esta patología. Pero ese porcentaje, que puede llamar en un principio la atención, es justificable porque ese "algo" puede ser por ejemplo tomarse un zumo de limón con agua caliente en ayunas-. Sólo se convierte en un problema en mínimas y escasas situaciones Lo es cuando los pacientes, cuando siguen esa terapia alternativa, abandonan el tratamiento médico, lo que es "gravísimo -ha dicho el doctor-, o cuando ésta interfiere con la medicación que le ha recetado el doctor.
El vicepresidente de Geicam ha pedido que se aplique la legislación actual para hacer frente a estas pseudociencias, que "no se culpe a los pacientes por optar a uno u tratamiento" porque "nunca son los culpables" y ha reclamado una estrategia explícita contra "estas estafas y timos que actúan de forma impune". "Se echa en falta que desde la administración se lidere de alguna forma esto, es la demanda mayoritaria", ha subrayado el oncólogo, como lo ha hecho Eva María Ciruelos, porque "no es lo mismo tomar unas vitaminas, lo que hace mucha gente, que abandonar un tratamiento".
Además, los oncólogos están preocupados porque cada vez ven a más pacientes jóvenes que toman la decisión de optar a una terapia alternativa tras estar bien informados en la consulta médica. "Si detrás hay un estafador, no puede salir impune; tiene que haber una legislación que lo regule porque están estafando salud y eso es muy peligroso", ha comentado la doctora, una opinión a la que se ha sumado García Sáenz, quien ha llamado a evitar los bulos que se hacen virales en internet sobre estrategias que "pueden poner en compromiso la vida de las personas que están intentando curarse".
Pacientes y médicos también han reclamado que los registros de poblaciones sobre la enfermedad sean homogéneos, estructurados y actualizados. Hoy sólo están inscritos en registro los casos de cáncer del 17 % de la población.
Gimón ha valorado el nivel de oncología de España, pero ha advertido de que "eso no basta" ya que es necesario "más investigación pública y privada" y tratar el aspecto sociosanitario.
Los médicos también han abogado por cambios en la ley de mecenazgo para avanzar en la investigación de este cáncer que cada año se diagnostica a entre 27.000 y 29.000 mujeres en España. Es decir, cada hora se diagnostican tres mujeres de cáncer de mama. Cada veinte minutos un caso. La incidencia es cada vez mayor y detrás de ello puede estar que se diagnostica más, pero también el cambio sociocultural de los últimos años, que ha hecho que las mujeres tengan cada vez más tarde su primer hijo.