ESNOTICIA
La disposición del ludópata por dejar su adicción es clave para rehabilitarse
“Un camino de vida”, así definen el proceso de rehabilitación de los adictos al juego Eva Mazas y Roser Orobitg, trabajadoras sociales de Acjar-Arlle en Lleida. Un camino que, además del acompañamiento de la familia y de profesionales, requiere también de la voluntad del propio adicto. “Es una decisión personal que a veces tenemos que ayudar a tomar porque hay gente que no es consciente de padecer una adicción”, subraya Mazas. “Yo controlo”, suelen decir. “Muchos vienen arrastrados por sus familiares”, apunta Orobitg, que destaca que estamos ante una adicción “legal”, que no va a desaparecer y con la que tenemos que aprender a “convivir”.
A su vez, ambas advierten que, hasta ahora, las personas que habían acudido a la Associació Catalana de Jugadors d’Atzar Rehabilitats tenían entre 35 y 55 años, puesto que “se suele tardar tiempo en atreverse a pedir ayuda”. En cambio, este año, les han llegado un par de casos de jóvenes de 20 años “con problemas de juego online”. Así las cosas, Mazas avisa del peligro de esta modalidad de apuestas porque antes se jugaba “con dinero que se tocaba”. “Cuando se acababa, era el momento de parar de jugar”, pero ahora, en internet, el dinero no es tangible y “si no se ve es como si ni siquiera se gastara, no hay freno y no se es consciente de lo que se ha hecho”, asevera.
Por otro lado, coincidieron en afirmar que “el final de un jugador es quedarse solo”, apartado de su familia y amigos como consecuencia de las mentiras que les ha contado para conseguir más dinero para las apuestas y, al mismo tiempo, esconder las deudas que estas le han acarreado. “Un ludópata es un mentiroso compulsivo”, explica Mazas, al que “tarde o temprano” se le descubre “como miente a la cara de las personas de su círculo más cercano”. Igualmente, insistieron en que esta enfermedad “no tiene cura como tal”. “Te curas de la adicción, si te alejas de ella”, concluyen.