Dar el 'sí, quiero' a partir de los 60

Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán. Y una muestra de ello es el aumento de los matrimonios a partir de los 60 años, que en las comarcas de Ponent se han triplicado en la última década. Son muchos los que, llegada la época de la jubilación, deciden dar un cambio a su vida y buscar a un compañero o compañera para disfrutar de estos años de sosiego. Pero no es la única razón. Algunos tardan en encontrar a su media naranja o deciden volver a pasar por el altar de nuevo. Según los últimos datos publicados por el Institut d’Estadística de Catalunya, el año pasado se registraron un total de 108 matrimonios en los que al menos uno de los cónyuges tenía 60 años o más. Una cifra que ha aumentado respecto a 2016, que fue de 83 y que se ha triplicado en los últimos diez años, cuando en 2007 se contabilizaron solo una treintena.  

Por sexos, son los hombres los que se inclinan más por dar el “sí quiero” a partir de los 60, con 77 cónyuges el año pasado frente a las 31 mujeres que contrajeron matrimonio en esa franja de edad. Asimismo, las bodas entre personas de más de 70 también han experimentado un incremento en Ponent, al pasar de 12 a 25 en cinco años.

Una evolución al alza que contrasta de forma significativa con los matrimonios formados por leridanos de menos de 30 años. Según los datos del Idescat, el año pasado la provincia registró 563 matrimonios con al menos uno de los contrayentes de entre 15 y 29 años, la mitad que hace una década, cuando hubo 1.500 enlaces en esa franja edad. En diez años, la dinámica social ha cambiado la edad a la hora de dar el salto al matrimonio y son menos los jóvenes que deciden casarse. De esta forma, si en 2007 la franja de edad con más bodas iba de los 25 a los 29 años, en la actualidad se sitúa entre los 30 a los 34 años. En su conjunto, el número de matrimonios volvió a descender el año pasado en la provincia de Lleida, con un total de 1.405 enlaces, un 4% menos respecto a 2016. Se trata de la cifra más baja de bodas, tanto civiles como religiosas de los últimos dos años. De estas uniones, 19 fueron entre personas del mismo sexo.

«Tenía miedo a quedarme solo»

Antoni Jover y Pilar Navarro se casaron en el ayuntamiento de La Seu d’Urgell hace ahora un año y medio. Contactaron a través de una de las muchas plataformas que existen en internet para conocer a personas y después de vivir juntos durante tres años decidieron formalizar la situación. Ambos estaban divorciados, Jover desde hacía casi veinte años. Después de haber trabajado durante mucho tiempo como conductor de autobús, una época en la que “cada día estaba en un lugar diferente y no tenía tiempo para tener una pareja estable”, llegó la hora de jubilarse y se dio cuenta que “llegaba a casa y estaba solo”. La situación “no era agradable” recuerda y “no quería quedarme solo”. La situación de ambos, reconoce, es “peculiar” porque “parece que volvamos a vivir como si fuéramos jóvenes”. Y es que Navarro está gran parte de la semana viviendo en casa de su hijo en Barcelona para ayudarle a cuidar a su nieto de 4 años y el marido se desplaza cada semana “o como máximo cada 15 días” para poder estar con ella. “Es como cuando uno es joven, que al estar en la distancia cada vez que nos encontramos es como si fuera la primera vez”, explica emocionado.

Más celebraciones civiles, que ya suponen el 82% Las bodas civiles hace años que son la opción preferida por los leridanos, pero van al alza. De los 1.405 enlaces celebrados el año pasado en Ponent, el 82% fueron exclusivamente civiles (sin pasar por la iglesia), dos puntos más que un año antes. Por contra, las bodas religiosas (por el rito católico u otros) suponen el 17% del total y caen nueve puntos en cinco años.