Herencia artística en el Urgell

Sorpresa y alegría para el ayuntamiento de Sant Martí de Maldà después que un vecino de 84 años, Josep Amenós, haya decidido donar gran parte de sus terrenales pertenencias al pueblo. Concretamente, ha dejado en herencia al ayuntamiento una finca de 20 hectáreas, una parte de la cual acoge un parque lleno de arte creado por el propio Amenós, y un almacén.

El alcalde, Jaume Pallàs, celebró la donación y explicó que el consistorio será propietario de los terrenos a partir del 2021, cuando finalice el contrato con el actual arrendatario, y entonces subastarán la explotación de las tierras agrícolas cada cuatro años. La única condición que ha impuesto Amenós es que el dinero recaudado se destine a actuaciones de mejora y de conservación del parque. Pallàs dijo que “el objetivo es reconocer los años de dedicación y de sacrificio de Amenós”. En este sentido, avanzó que ya trabajan en un proyecto para potenciar el parque. Por un lado, con la señalización del recinto tanto en la entrada de Sant Martí de Maldà como en los pueblos vecinos, y por el otro, con la instalación de bungalows o cabañas de madera para acoger colonias o campamentos en verano. Para agradecer la donación y la colaboración de Amenós con todas las entidades de Sant Martí de Maldà, en especial la parroquia, el ayuntamiento pretende rendirle un homenaje con la celebración de una comida popular con sorpresa final, relacionada con su afición por los aviones.

Por su parte, Josep Amenós explicó que junto a su hermano, que murió el año 2015, decidieron donar sus pertenencias al pueblo y a la parroquia, ya que los dos han sido solteros y no tienen familia cercana. Amenós dijo ayer que la afición del arte le ha mantenido activo durante estos últimos años, desde que se jubiló, ya que “antes cuando trabajaba, dedicaba mucho tiempo a las tareas del campo, tan solo dormía cuatro horas”. Amenós recordó que el espacio que actualmente ocupa el parque era antes un terreno baldío y con la ayuda de maquinaria, empezó a “vestirlo” con ruedas, árboles y piedras, que después pintó y ornamentó con su particular estilo artístico.

Los símbolos bíblicos y la vida en el campo destacan en la obra del propietario Josep Amenós se interesó por el arte desde que era joven y trabajaba en una empresa de jaulas de conejos en Tàrrega. Aprovechando su estancia en la capital del Urgell, se apuntó a la Escola d’Arts i Oficis donde se introdujo en el mundo del arte de la mano del profesor y pintor Jaume Minguell. De hecho, una de sus especialidades es la figura humana.