La huella de la guerra, aún viva

Descubrir la huella de la guerra para avanzar hacia la memoria y el reconocimiento de las víctimas. Este es el principal objetivo de El Soleràs, un municipio de menos de 350 habitantes pero que es donde se encuentra la mayor fosa común de la Guerra Civil abierta hasta ahora por la Generalitat. Unas 150 personas participaron ayer en las actividades organizadas para conmemorar, junto a La Granadella (que lo hizo el sábado), el 80 aniversario de los bomberdeos que asolaron Les Garrigues. En El Soleràs, la aviación italiana descargó su rabia el día de Navidad de 1938. Para recordar a las víctimas y conocer la historia, los organizadores de la conmemoración iniciaron la jornada con una visita a la fosa común, ubicada en el antiguo cementerio. Es la mayor hallada hasta la fecha por los expertos del Govern y se han recuperado los cuerpos de 141 soldados, tanto de bando republicano como nacional, y de cinco civiles. Manel Marsan, teniente de alcalde de El Soleràs, explicó que en la visita se encontraba el nieto y la bisnieta de Leandro Preixens Torebadella, enterrado en la fosa y que es la primera persona identificada gracias al banco de ADN. Según Marsan, una de las curiosidades de esta fosa es que se han encontrado tanto restos de republicanos como de nacionales, aunque en el primer caso estaban enterrados de “cualquier forma y amontados, fallecidos seguramente en los hospitales de campaña próximos”. Después, la comitiva visitó los centros donde se atendía a los heridos, con material y figurantes vestidos de médicos y enfermeras de la época. Es la primera vez que El Soleràs se une a la iniciativa, que en La Granadella cumple su sexta edición. En la jornada de ayer participaron testimonios directos de la barbarie que explicaron, algunos por primera vez, su experiencia (ver gesglose).

“Cuando tenía 5 años vi a un soldado herido de muerte” La conmemoración en El Soleràs terminó ayer con los testimonios directos de la Guerra Civil en el municipio. Una vecina recordó que cuando tenía 5 años vio a un soldado herido de muerte y que esa imagen se le quedó grabada para siempre. Su familia alojaba en su casa a uno de los médicos que atendían a los heridos. Otro testimonio admitió que era la primera vez que explicaba sus vivencias en público. La mesa también contó con una charla del senador Miquel Àngel Estradé sobre los bombardeos como arma militar y política durante la guerra.