Ricard Viñes tindrà un repòs etern conforme a la seua categoria, amb estàtua inclosa

Ricard Viñes pidió ser enterrado en su Lleida natal, junto a su madre. Y se respetó su voluntad. Sus restos llegaron en tren desde Barcelona el día 30 de abril de 1943 y desde entonces reposan en el departamento de Santa Cecília del cementerio de Lleida. Las obras que se llevan a cabo en el camposanto obligarán a mover al pianista, que será trasladado a un nicho “provisional” mientras dure la rehabilitación, según fuentes de la Paeria. Cuando la parte antigua del cementerio quede reformada Viñes regresará y su sepultura se convertirá en un mausoleo en el que se instalará la escultura que durante casi 40 años presidió la plaza que lleva el nombre del intérprete. A finales de mes se iniciará la exhumación de los nichos de dos de los cuatro departamentos afectados, que serán derruidos, pero esta primera operación no afectará a Viñes. Se calcula que hasta dentro de un año no tendrá que inhumarse y, en ningún caso, sus restos irán a parar a la fosa común, según garantizó la Paeria. En el remodelado camposanto es donde irá a parar la famosa estatua de Viñes que en 1971 se colocó sobre un pedestal de grandes dimensiones que se derruyó cuando a principios de 2009 se iniciaron las obras de remodelación de esta céntrica plaza, rediseñada por la arquitecta Benedetta Tagliabue. La retirada de la estatua fue polémica por su carácter emblemático. Envuelta en plásticos protectores se depositó en el almacén municipal de arqueología de La Bordeta y en 2017 se restauró a la espera de encontrar una ubicación definitiva para la escultura.

Viñes recibió honores de hijo ilustre cuando murió el 29 de abril de 1943. Se instaló una capilla ardiente en la Paeria para que sus paisanos pudieran darle el último adiós y se le dio sepultura en un sepelio multitudinario. Al día siguiente se ofició un funeral en Sant Llorenç.