HOMENAJE MEMORIA HISTÓRICA
El Vaticano beatifica hoy al mártir de Arbeca Marià Mullerat
La catedral de Tarragona acogerá esta mañana, por primera vez, una beatificación. Será la del médico leridano Marià Mullerat, asesinado por las milicias republicanas en Arbeca a principios de la Guerra Civil, en 1936, por su defensa de la fe, que le llevó incluso a formar parte de la Federación de Jóvenes Cristinos de Catalunya. Más de 1.200 personas, entre familiares de Mullerat, autoridades eclesiásticas y alcaldes, tienen previsto asistir a la ceremonia, presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Giovanni Angelo Becciu, desde las once de la mañana. “Es una satisfacción que la Iglesia reconozca que mi abuelo fue asesinado por su devoción religiosa”, explicó ayer a este diario Delfí Jovellar, nieto del que llegó a convertirse en alcalde de Arbeca durante los años de la dictadura de Primo de Rivera, al mismo tiempo que se lamentó porque “es un sentimiento empañado por la reciente muerte de mi madre, fallecida la semana pasada, a la que le hubiera gustado estar presente en el acto”. Más de una década llevaban luchando por conseguir este reconocimiento del Vaticano, que en noviembre del año pasado admitió el martirio de Mullerat y otros 9 religiosos asturianos que fueron asesinados durante las revueltas de 1934. Los actos en recuerdo del médico leridano continuarán mañana a las 18.00 h. con una misa en la iglesia de Arbeca que correrá a cargo del arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol. Asimismo, los descendientes de Mullerat ya tenían previsto participar ayer en un viacrucis en su honor, en el anfiteatro romano de Tarragona.
Médico y alcalde, quemado vivo Nacido en Santa Coloma de Queralt (Tarragona) en 1897, el médico Marià Mullerat se trasladó en los años veinte a Arbeca, donde formó una familia junto a Dolors Sans y llegó a convertirse en alcalde. Su fascinación por la cultura quedó reflejada con la publicación de L’Escut, un periódico local en catalán que dirigió entre 1923 y 1926. Un mes después del estallido de la guerra, el 13 de agosto de 1936, Mullerat y cinco vecinos más fueron apresados y llevados a una zona del municipio denominada El Pla, donde les dispararon y les quemaron vivo.