ENTREVISTA AGRESIONES
«También son culpables los que saben que hay abusos y no hacen nada»
XELL CARPIO | escritora
Tomó la valiente decisión de dar a conocer su experiencia como víctima de abusos sexuales hace tres años, cuando publicó el libro L’inici del final. Desde entonces, Xell Carpio, de Banyoles, se ha convertido en un referente de la lucha contra la pederastia. El pasado miércoles participó en la jornada Lladres d’infància, en la UdL.
¿Cómo consiguió su profesor ganarse su confianza para abusar de usted durante dos años?
Los abusadores hacen que las víctimas dependan completamente de ellos. Juegan contigo diciéndote que es un secreto entre los dos y que los demás no lo entenderán y los niños, que sienten culpa y vergüenza, agachan la cabeza y callan. De los doce a los catorce años, sufrí abusos sexuales, así como maltrato físico y psicológico por parte de un profesor que consiguió manipularme para que no fuera capaz de explicar todo lo que estaba viviendo. Y es que, para cualquier menor, un docente es alguien muy importante, una persona a la que hay que respetar, y cuando abusa de ti no sabes cómo hacer frente al problema.
¿Cuándo tomó la decisión de enfrentar el problema con la ayuda de especialistas?
Durante cerca de veinte años, fui un zombi que no disfrutaba de la vida. No era feliz. Tenía depresiones, me intenté suicidar en dos ocasiones, tenía problemas para dormir, le tenía pánico a las relaciones sexuales y era muy agresiva. Haber sido víctima de abusos sexuales te genera mucha rabia, inseguridad y un miedo irracional a que las otras personas te fallen. Cuando mis hijas tenían 3 años, me di cuenta de que les estaba transmitiendo toda la porquería que él me había causado. No tenía paciencia y a la mínima perdía los papeles. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo no iba bien y no quería que mis hijas crecieran de la misma forma que yo. Estuve yendo tres años a terapia por los malo tratos físicos y psicológicos y uno con una sexóloga por los abusos. Me ayudaron a darme cuenta de que todo aquello no había sido culpa mía. Entonces tuve la necesidad de compartir mi historia.
¿Qué pasó con el pederasta que abusó de usted?
Estuvo dando clases en Banyoles durante más de treinta años y abusó de otras alumnas. La publicación del libro fue un boom en esta localidad y provocó que varios vecinos se enfrentaran a él, por lo que se fue a vivir a Cuba con su pareja. Legalmente no puedo hacer nada porque el caso ha prescrito pero tampoco tengo la necesidad de hacerlo. Con la publicación de este libro he conseguido más que si lo hubiera denunciado legalmente y después de las terapias no le deseo nada malo ni nada bueno. Simplemente no forma parte de mi vida. He conseguido que no controle mi vida y que no me comporte como me enseñó, así que a partir de ahí me da igual lo que le pase.
¿Habló alguna vez con él después de lo ocurrido?
Sí, la psicóloga me planteó la opción de volver a verlo para acabar de cerrar el círculo. Es una persona muy retorcida y agresiva que, cuando no consigue lo que quiere, se hace la víctima. Durante nuestro encuentro intentó justificarse: me dijo que todo aquello había sido un juego, que estaba muy enfermo y lo habían operado del corazón, etc. Pero yo solo fui a decirle todo lo que me había guardado dentro durante tanto tiempo y a avisarle de que iba a salir publicado mi libro. Porque todo lo que había pasado era culpa de él, pero sobre todo de las personas que lo supieron y miraron para otro lado.
¿Por qué cree que ahora los abusos sexuales están dejando de ser un tema tabú?
Muchas víctimas están sacando a la luz su historia porque han visto que parte de la sociedad no les dará la espalda, ni se sentirán atacadas o culpadas. Pero sé lo difícil que es superar un proceso tan traumático como este y creo que deberíamos hacer todo lo posible para prevenir nuevos casos. ¿Cómo? Hablando a nuestros hijos de los abusos sexuales igual que hacemos con las drogas o el alcohol.