El silencio también cura

El que espera desespera dice el refrán, y lo más habitual para matar el tiempo es charlar. Sin embargo, en según qué sitios es mejor no hacerlo, o si es inevitable mejor en voz muy baja. Es el caso, por ejemplo, de las salas de espera y los pasillos de los hospitales. Por eso los dos centros sanitarios públicos de Lleida, el Arnau de Vilanova y el Santa Maria se han sumado, por segundo año consecutivo y de manera conjunta, a la campaña Hospital sense soroll, que durará toda la semana, para luchar contra la contaminación acústica en el marco del Día Mundial Sin Ruido que se celebra hoy. Así, la ONG Pallapupes, entidad dedicada a hacer de los hospitales lugares más amables “envió” a dos de sus payasos para recorrer ayer las salas de espera de las consultas externas del Arnau, pidiendo silencio a las personas con carteles en los que se podía leer la palabra silencio o el hashtag #hospitalsensesoroll, entre otras. Algunos de los pacientes que aguardaban a ser atendidos se mostraron extrañados al principio pero después no dudaron en hacerles caso y bajar la voz. Incluso algunos tuvieron un ataque de risa, lo que provocó que los payasos tuvieran que esforzarse más para pedir silencio. “Nuestra misión es hacer que la gente no esté triste y, en la medida de lo posible, mejorar su estancia aquí. Por eso pedimos silencio, porque cura”, explicaron los payasos. Por su parte, el hospital Santa Maria instaló en su vestíbulo una exposición con imágenes de profesionales y usuarios pidiendo silencio.

La Organización Mundial de la Salud aconseja que el nivel de decibelios en los centros sanitarios no exceda de los 40 (una conversación normal está en torno a los 50) sin embargo lo habitual es que supere los 60. Para evitarlo el Santa Maria llama a sus pacientes mediante un sistema de tiquet y pantallas en las salas de espera, tecnología que llegará en otoño al Arnau.