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OCIO GASTRONOMÍA

El Aplec despide otro año récord con el objetivo de abrirse más al gran público

Una fiesta de “desenfreno controlado” que llega a los 200.000 visitantes y ‘collistes’

Centenares de peñistas cumplieron ayer a primera hora con el tradicional pasacalles por la ciudad hasta el recinto de los Camps Elisis.

Centenares de peñistas cumplieron ayer a primera hora con el tradicional pasacalles por la ciudad hasta el recinto de los Camps Elisis.MARIONA KISKERI

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Paellas gigantes, charangas a todo trapo, toneladas de caracoles, mucha cerveza y pistolitas de agua en acción. Estos ingredientes –mezclados, no agitados, como diría el famoso agente secreto– sirven para convertir el Aplec del Caragol en la fiesta más multitudinaria de Lleida, con diferencia. A la gresca se sumó este año el calor estival, que ayer castigó al numeroso público que se paseó por los Camps Elisis y a los supervivientes de cuatro jornadas –sí, cuatro, desde la noche del jueves– de “desenfreno controlado”, como lo calificó ayer el presidente de la Federació de Colles (Fecoll), Ferran Perdrix. Precisamente ahí radica el éxito de una fiesta XL (cuarenta ediciones) en la que disfruta, come y bebe un “disparate” de gente, pero sin apenas incidencias (ver desglose).

Un éxito que se traduce de nuevo en cifras de récord: 13.500 collistes en 107 peñas, dos más que el año pasado, y unas 200.000 personas de jueves a domingo. “Queremos seguir abriendo el Aplec al gran público, para que los visitantes puedan integrarse dentro de las peñas y se conviertan en nuestros primeros embajadores a la hora de exportar las excelencias de la fiesta”, señaló Perdrix. La presencia foránea también se dejó ver en las cifras del restaurante del Aplec, que hasta ayer al mediodía ya había servido una tonelada y media de caracoles en 5.300 menús.

La tradicional imposición de escarapelas se trasladó a la plaza Bores para agilizar el pasacalles de las peñas

Como es tradicional, la jornada dominical arrancó a primera hora con el pasacalles de las peñas, que culminó con la imposición de escarapelas por parte del alcalde en funciones, Fèlix Larrosa. En esta ocasión no junto a Indíbil y Mandoni sino –para agilizar el desfile– en la plaza Bores, justo en la entrada de los Camps Elisis, bajo L’Arbre Paer de Benet Rossell. Tras el almuerzo, la charanga final despidió a los últimos ‘héroes’ hasta el año que viene.

Más de 160 atenciones sanitarias leves La organización informó que hasta ayer al mediodía se habían producido 163 atenciones sanitarias por parte de los efectivos de la Creu Roja, todas de carácter leve, sobre todo por golpes, caídas y algún corte y también por picaduras de mosquitos. Solo tuvieron que efectuarse dos traslados a centros hospitalarios por golpes, en un caso en una rodilla y en otro en el omóplato, para evaluar el alcance de sendas lesiones. El presidente de la Fecoll, Ferran Perdrix, valoró sobremanera esta baja cifra de incidencias –similar a la del año pasado– en un evento festivo en el que participan tantos miles de personas.

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