HISTORIA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Un leridano en el Día D
Pequeñas historias, algunas olvidadas hasta ahora, que aún 75 años después siguen arrojando luz a uno de los capítulos más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Y entre estas historias se encuentra la de un soldado leridano que combatió en las filas alemanas del Tercer Reich. Su nombre, Alberto Winterhalder García, y su experiencia en una de las batallas más cruentas de la historia ha salido a la luz gracias al libro Lo que nunca te han contado del Día D (Editorial Principal de los Libros), obra del historiador Pere Cardona y del periodista Manuel P. Villatoro. ¿Cómo acabó un leridano en el Día D? Winterhalder, hijo de un alemán y una leridana, nació en Lleida el 11 de noviembre de 1917. Tres meses después, la familia se trasladó a Sant Feliu de Guíxols. Cuando contaba con 25 años, fue llamado a filas por el Ejército alemán. “En la dictadura franquista, no había mucha alternativa. Era un régimen afín a Hitler y enviaba soldados para frenar el avance de los aliados”, explicó ayer a SEGRE Pere Cardona. Según el historiador, Winterhalder tenía la tez morena, por lo que los alemanes quisieron destinarlo a Marruecos para hacer tareas de espionajes. Finalmente, embarcó para la isla francesa de Ré. “Allí le pilló el desembarco de las tropas aliadas”, cuenta Cardona. La historia de Winterhalder se incluye en el libro gracias a un diario que él mismo escribió contando su experiencia. En esas páginas relata el miedo y la incertidumbre que los soldados alemanes vivieron ante el avance de los aliados. También que algunos ciudadanos evitaron su muerte tras ser capturado “por ser un buen hombre”. Dos meses del desembarco, el leridano fue capturado por soldados estadounidenses. Tras pasar por varios campos de prisioneros, regresó a Barcelona en 1948.
Bicicletas para una misión suicida contra los aliados Las memorias de Winterhalder explican capítulos de la retirada alemana en Normandía. Entre ellas, habla que fueron obligados a requisar bicicletas casa por casa para atacar a los aliados en una misión suicida, a lo que el leridano se negó, que compartió víveres con prisioneros republicanos con los que contactó a espaldas de sus superiores. El libro cuenta otras historias olvidadas, como la de los sacerdotes que se lanzaron en paracaídas sobre Normandía solo para dar consuelo a los soldados.