Descubriendo el pasado

La nueva campaña de excavaciones en el Pla d’Almatà de Balaguer, el yacimiento de la época andalusí más grande y mejor conservado de Catalunya, ha sacado a la luz otras 32 tumbas datadas del siglo XI, en lo que posiblemente sea el mayor hallazgo necrológico catalán de los últimos años, según la directora del Museu de la Noguera, Carme Alòs. Este descubrimiento ha sido posible gracias a un proyecto de investigación que están llevando a cabo de manera conjunta el propio Museu y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). En el Pla d’Almatà se están efectuando actualmente dos excavaciones distintas. Una, situada en la zona de los hornos de cerámica donde se están haciendo trabajos arqueológicos para delimitar varias calles y un taller de alfarería y la otra, en la zona del denominado maqbara, o cementerio musulmán. Es en este segundo lugar donde se han encontrado las 32 fosas, algunas de las cuales ya han comenzado a excavarse. “Las tumbas están situadas a poca distancia las unas al lado de las otras y dentro de ellas normalmente hay un solo cuerpo, aunque hemos podido comprobar que algunas fosas se reaprovechaban”, explicó Alòs. En este sentido, la directora también informó de que alguno de estos sepulcros están en muy mal estado debido a que “durante mucho tiempo la superficie del lugar estuvo dedicada a la agricultura”. Las pruebas de ADN de los esqueletos del Pla d’Almatà revelarán el estilo de vida de esta zona de la Noguera durante el siglo XI, así como aportarán información sobre las migraciones, enfermedades y costumbres. En el terreno están trabajando un equipo de 20 personas que provienen de varias universidades del Estado, entre las que se encuentra una paleoantropóloga que está trabajando una tesis doctoral sobre los cementerios islámicos en Catalunya.

Se trata de un proyecto conjunto entre el Museu de la Noguera y la Universitat Autònoma de Barcelona

Guissona

Los trabajos arqueológicos en las termas romanas de Guissona se han saldado con el hallazgo de un sarcófago con restos de un individuo que podría haber vivido en la época tardorromana entre los siglos III y VIII d.C. A la espera de documentar el descubrimiento, el director del Museo de Guissona, David Castellana, manifestó que “el entierro de esta persona se hizo con cierto lujo ya que el sarcófago estaba bien sellado y conservado.” . Está ubicado en la parte “caliente” de las termas romanas y se encontraba cerrado por unas grandes losas de piedra. En su interior, que se abrió el pasado martes, albergaba un esqueleto en muy mal estado de conservación. Los trabajos se sitúan en el marco del curso de arqueología en el que participan una veintena de especialistas. En la actualidad se están ultimando los trabajos de recuperación de las termas para que puedan ser visitables íntegramente. En la parte en la que se está trabajando se ha localizado una gran cantidad de cerámica y conducciones que se utilizaban para trasladar el calor. En este sentido, Castellana destacó que la excavación está siendo “muy reveladora” en lo que a material de construcción se refiere. Entre las curiosidades se ha localizado una losa de cerámica en la que están grabados los pies de un niño pequeño, varias monedas, anillos y puntas de lanza.