Desempolvando El Baratillo

Artesa de Lleida prevé abrir en otoño del año que viene su museo del juguete y el coleccionista Manel Gigó ya está seleccionando cientos de piezas del emblemático El Baratillo Leridano que se exhibirán en las vitrinas. Y es que revisar alrededor de 200 cajas que contienen tres mil juguetes de todo tipo no es tarea fácil. “Las obras del museo avanzan a buen ritmo, por lo que hace unos días empecé a revisar todas las piezas de la colección a partir de 1950”, explicó Gigó, mientras aseguró que “por ahora solo he abierto quince de las doscientas cajas de la colección, así que tengo por delante meses de trabajo”. Gigó, que se mostró ilusionado porque “la cosa va por buen camino y después de treinta años parece que cada vez está más cerca la apertura de un museo que acercará al público los juguetes que marcaron la infancia de toda una generación de leridanos”, es el propietario de una colección de 3.000 juguetes, los más antiguos de los cuales se remontan a 1900 y los más modernos a la década de los 80. “Empecé a adquirir todas estas piezas porque quería que no se perdiera el recuerdo de El Baratillo, que cerró en 1978 y fue un símbolo para la ciudad”, recuerda este coleccionista. Los juguetes que se exhibirán en el museo irán cambiando constantemente porque “no hay espacio para todos ellos”, así que “será una museo vivo y el público podrá visitarlo más de una vez”. En cuanto a las exposiciones temporales, se baraja la creación de un espacio para que los visitantes que tengan juguetes históricos puedan compartirlos con los demás leridanos. Según el alcalde de Artesa de Lleida, Pere Puiggròs, la estructura del museo, un local de 300 metros cuadrados ubicado en la zona de la Vileta, ya está totalmente construida, aunque todavía hay que adecuar todo el interior y colocar las vitrinas, entre otras actuaciones.

Un tesoro guardado durante más de 30 años

Muñecas, peonzas, soldaditos de plomo, coches de latón, barcos, autómatas, los primeros juegos Meccano y teatros de cartón son algunos de los tesoros que conserva Manel Gigó en cientos de cajas. El Baratillo Leridano, con su fachada llena de juguetes y una cortina de grandes pelotas de plástico su última época, fue uno de los símbolos de la ciudad de Lleida desde la posguerra hasta su cierre en 1978. Como homenaje a este establecimiento, en mayo de 1994 El Baratillo renació efímeramente gracias de una iniciativa conjunta entre la familia Gigó y la Paeria.