TRIBUTO NACISMO Y GUERRA CIVIL
Último testimonio de la barbarie
La Torre de Capdella rindió homenaje ayer a Conxita Grangé, última superviviente catalana del campo de concentración de Ravensbrück ||
Decenas de personas, entre familiares, representantes de Amical de Ravensbrück y Amical de Mauthausen y autoridades, se reunieron ayer en el Museu Hidroelèctric de La Torre de Capdella para homenajear a Conxita Grangé, natural de Espui, la última superviviente catalana del campo de concentración nazi a la que definieron como “una luchadora antisfascista y valiente resistente contra el nazismo”. Durante el acto, la consellera de Justicia, Ester Capella, inauguró junto a la directora general de Memòria Democràtica, Gemma Domènech, un plafón ante la casa donde nació Conxita un plafón de los Espais de Memòria Democràtica de Catalunya para recordar la historia de esta leridana, que fue detenida en mayo de 1944 por colaborar con la resistencia francesa y que actualmente, a sus 93 años, vive en una residencia de Toulouse, en el sur de Francia. “Sin memoria no puede haber justicia y actos como este contribuyen de manera especial a la recuperación de la memoria histórica”, reivindicó Domènech, que añadió que “es un deber de país tener presentes a estas personas que lucharon para que todos vivamos en una democracia”. El homenaje estuvo presidido por el hijo de Conxita, Cristian Ramos, y otros de los miembros de la familia Grangé.
Es una de las siete leridanas que fueron deportadas a este campo a 90 kilómetros de Berlín y cuya voz se ha recuperado gracias al trabajo de Amical de Ravensbrück, que ha documentado su historia junto a las de otro centenar de mujeres. Tras su detención, con solo 18 años, fue trasladada en “un tren fantasma” por varios campos, hasta recalar el 9 de septiembre de ese año en Ravensbrück. Cuando salió del campo con el avance de los aliados, dedicó gran parte de su vida a mantener viva las memorias de las mujeres deportadas.