ESNOTICIA
Buscando al primer leridano
Una sepultura en Llardecans de hace casi 4.000 años ostenta el récord de antigüedad de restos humanos en Ponent || La huella de presencia humana llega casi a 200.000 años en el Jussà
El reciente hallazgo en la Vall de Siarb, en el Pallars Sobirà, de restos humanos de más de 3.500 años de antigüedad ha supuesto un paso más en la investigación arqueológica en Ponent. En las últimas dos décadas, en Lleida se han documentado restos antropológicos de hace 4.000 años y huella de presencia humana de hace unos 200.000 años.
El pasado mes de mayo se hicieron públicos los últimos hallazgos en las excavaciones en la Cova de l’Home Mort, un enclave arqueológico a más de mil metros de altura en la Vall de Siarb, en el Pallars Sobirà. Se recuperaron restos óseos de un mínimo de siete personas de diferentes edades de una antigüedad de en torno a los 3.500 años. Supuso una prueba más de la presencia humana en el Pirineo hace casi cuatro milenios, después del excepcional hallazgo en 2004 de los restos humanos de la Cova de Montanisell, en Coll de Nargó, de unos 3.600 años de antigüedad. En este enclave no solo se recuperaron restos antropológicos sino un conjunto funerario único con los esqueletos de una mujer de 30 a 45 años y de otra más joven, de 18 a 20, que lucían unos adornos singulares de bronce, inusuales en otras comunidades de la zona pirenaica en esa época. Eso sí, aunque en las dos últimas décadas se han llevado a cabo decenas de excavaciones por todas las comarcas de Ponent, el récord de antigüedad de restos humanos sigue ostentándolo una sepultura aparecida por casualidad –un trabajo agrícola– en la Vall de Miarnau, en Llardecans, en el Segrià: un enterramiento de casi 4.000 años, época de transición entre el Neolítico final y la Edad del Bronce. Otras excavaciones ‘obligadas’, en este caso en la zona de Minferri, en Juneda, por los trabajos de explanación para las vías del AVE Lleida-Barcelona, supusieron en el año 2001 la aparición de unas espectaculares estructuras en forma de fosas con esqueletos de unos 3.600 años de antigüedad.
De todos modos, las trazas de presencia humana en las comarcas de Ponent se sitúan mucho más atrás, más allá de los 100.000 años, como lo demuestran los restos líticos encontrados en estos últimos años en la Cova de les Llenes, en Erinyà, en el Pallars Jussà, que son los indicios de vida humana más antiguos del Pirineo. Equipos de arqueólogos de diferentes universidades catalanas siguen buscando al ‘primer’ leridano, aunque también lamentan y critican que en estos últimos años se ha producido un frenazo en la investigación debido a los recortes en las subvenciones por la crisis económica.
ENTREVISTA
«Las ‘sorpresas’ llegarán desde Ponent»: Joan Ramon Gonzálex, arqueología IEI-Diputación
La mandíbula de Banyoles tiene más de 60.000 años de antigüedad. En cambio, los restos humanos hallados hasta ahora en Ponent no van más allá de los 4.000. ¿Este es el límite?
No, en absoluto. En Lleida existen muchas zonas vírgenes para excavar. En realidad, el problema es de prospección. Hace falta investigar más. Incluso creo que a nivel de Catalunya en el futuro las ‘sorpresas’ llegarán desde las comarcas de Ponent porque a lo largo del tiempo el territorio se ha modificado muy poco a diferencia de otros lugares y aquí se encontrarán yacimientos con restos intactos.
¿No tendrá nada que ver el clima leridano tan extremo?
No lo creo, los humanos siempre han ido ocupando el territorio en función de sus necesidades y no por las preferencias de costa o montaña. En la prehistoria, la ocupación era bastante homogénea. Y hay que recordar que hasta el Neolítico la población era nómada, no se estabilizaba en un espacio concreto. Pero claro, queda mucho por investigar y las hipótesis siempre pueden cambiar.
El Pirineo tampoco era un impedimento para la vida.
Claro, hace décadas no se excavaba pero cuando comienzas a investigar aparecen restos. Se han encontrado pequeñas cabañas a 2.000 metros de altitud y un sílex a casi 2.500.