Solidaridad como una casa

Los tres pisos sociales de la parroquia Santa Maria Magdalena de Lleida cumplen su primer año de funcionamiento con un balance muy positivo. Y es que ya son cuatro las personas en situación de vulnerabilidad que se benefician de esta iniciativa, impulsada por el Consell Parroquial de la Unitat Pastoral Pilar-Magdalena en agosto del año pasado. “La parroquia disponía de tres viviendas a las que no se les estaba dando ningún uso e inspirados por el proyecto social de las Llars del Seminari, decidimos rehabilitarlos y ponerlos al alcance de los que más lo necesitan”, explica Carles Sanmartín, rector de la unidad parroquial Pilar-Magdalena. Con una inversión de 12.000€ provenientes de la herencia de una feligresa y “gracias a voluntarios que ofrecieron horas de trabajo gratuitas, así como muebles de segunda mano”, el proyecto se convirtió en una realidad. Los primeros usuarios fueron dos jóvenes inmigrantes que están cursando sus estudios en la Universitat de Lleida, Pascal y Landry, que también participaron en las obras de mejora de las viviendas. Estos jóvenes, que contribuyen a los gastos de la luz, el agua y el gas, han renovado recientemente el acuerdo de cesión para un año y conviven en el mismo piso con otro compañero. La última inquilina, otra estudiante, vive desde la semana pasada en el segundo piso de les Llars. “Ahora estamos buscando a una familia para que pueda disfrutar del tercer piso”, explica Sanmartín, al mismo tiempo que añade que “los usuarios firman un contrato de cesión de uso y tienen una estancia limitada de tres años, pues consideramos que es tiempo suficiente para que pueden mejorar su situación económica y dejen paso a otros personas que necesitan más estas viviendas”. Y es que, el principal objetivo de esta iniciativa social es ayudar a personas que pasan por una situación complicada y que tienen pocos recursos, y contribuir a que puedan comenzar de nuevo.

Cuatro años de éxito del proyecto solidario de las Llars del Seminari El proyecto de las Llars del Seminari se ha convertido en un milagro diario que ayuda a 18 familias (27 adultos y 30 niños) a ver la luz al final del túnel. La iniciativa nació en diciembre de 2012, cuando el obispo de Lleida, Joan Piris, anunció que la diócesis cedería una parte del edificio para alojar a familias en riesgo de exclusión. Sin embargo, no fue hasta hace cuatro años cuando estas viviendas acogieron a las primeras 16 familias con serias dificultades económicas y de exclusión social.