Lleida restaura su pasado

La Paeria impulsará una nueva ruta por los monumentos que dignifican las fosas comunes localizadas en el cementerio municipal y que, desde hace nueve años, homenajean a las víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil. Así lo aseguró la concejala Sandra Castro durante una visita al camposanto junto a representantes de Memòria Democràtica, que ayer revisaron el recorrido para mejorar la señalización y eliminar algunos desperfectos. “Recuperar la memoria histórica de la ciudad debe una prioridad”, destacó Castro, al mismo tiempo que explicó que una de las asignaturas pendientes del nuevo gobierno es eliminar los catorce símbolos franquistas que todavía quedan en edificios de la ciudad. “Aunque en los últimos meses se han ido retirando rótulos de calles franquistas, aún queda mucho trabajo por hacer”. Según el último censo llevado a cabo por el ayuntamiento, la mayoría de estos elementos son inscripciones, rótulos pintados y placas de viviendas. Entre estos se encuentra el gran escudo con el águila franquista del edificio de la antigua capitanía de Infantería del parque de Gardeny. El siguiente paso: “hacer un estudio a nivel técnico para profundizar sobre las actuaciones que hay que llevar a cabo para retirarlos y lo que esto supondría en términos económicos”, explicó la concejala de Educación, Derechos Civiles y Feminismo, al mismo tiempo que destacó que “solo queremos conservar los símbolos que hay en el cementerio como parte del memorial”.

Por su parte, la directora de Memòria Democràtica, Gemma Domènech, apuntó que “queremos trabajar con el ayuntamiento de Lleida para estudiar qué proyectos comunes podemos llevar a cabo tanto en este espacio, que necesita una mejora, como en otros”. El cementerio de Lleida forma parte de la Xarxa d’Espais de Memòria de Catalunya, que gestiona Memòria Democràtica. De los nombres que aparecen en los monumentos, la mitad corresponden a víctimas de la represión franquista y sus nombres se pueden leer en un muro en la fosa en la que están enterrados los cuerpos y en el que también figura la localidad de origen. El resto de nombres hacen referencia a víctimas de la violencia revolucionaria y están grabados en unas placas en el mausoleo de los caídos del bando nacional. A estas dos actuaciones se suma también un monumento que se erige en otra fosa con cientos de víctimas del trágico bombardeo de noviembre de 1937.