VIERNES PARA EL FUTURO LLEIDA
El caudal del río Segre bajará un 20% a final de siglo, alertan los expertos
El aumento del ozono troposférico e insolaciones dañan cosechas como la de cebolla
El cambio climático es indiscutible y las previsiones arrojan datos preocupantes, como por ejemplo que el río Segre perderá el 20% de su caudal en apenas 80 años. Los agricultores están tomando medidas, pero los expertos advierten que son necesarias estrategias coordinadas ante un modelo agrícola bajo revisión.
La apuesta de bodegas como la de Torres de plantar cepas en Tremp o la de Castell d’Encús en la Vall Fosca son dos ejemplos conocidos de decisiones de la producción para hacer frente al cambio climático. Pero de hecho, los agricultores llevan muchos tiempo adecuando sus cultivos, como demuestra el hecho que las variedades fruta en Lleida poco tienen que ver con las de los años 80 o que pese a que en una finca se siga produciendo maíz, seguramente ha habido cambios optando por ciclos cortos o largos. Así lo explica el coordinador de Vitivultura del IRTA y profesor de Ecología de la UAB Robert Savé. Destaca que los productores están tomando decisiones, pero defiende que son necesarias estrategias planificadas y globales. “En el valle del Segre, la cuenca más potente de Catalunya, se reducirá un 20% el agua de aquí a final de siglo. No es un problema humano, pero sí para los humanos”, alerta gráficamente. Advierte de las consecuencias de menos lluvias, más evaporación y problemas de más bosques sin gestionar en el Pirineo. Por ello, defiende la necesidad de establecer un mapa de sostenibilidad agroalimentaria.
La perspectiva de una creciente escasez de agua preocupa a los agricultores, pero también otros cambios en el clima son motivo de inquietud. Antoni Costa, uno de los mayores productores de cebollas de Lleida y miembro de entidades del sector como Cebacat y Fepex, ha constatado el efecto que tienen en este cultivo factores como el aumento del ozono troposférico y la radiación ultravioleta. “Las cosechas vienen 21 días antes que hace diez años, y el riesgo de afectaciones graves a la producción se ha duplicado, al pasar del 15% al 30%”.
La radiación ultravioleta puede llegar a quemar los bulbos, y, en combinación con el efecto oxidante del ozono, destruye la capa de protección natural de la cebolla, lo que la hace más vulnerable a hongos e insectos.
Alzando sus pancartas, los estudiantes leridanos pidieron “más cultura y menos consumo”, al mismo tiempo que clamaron que “no hay futuro sin naturaleza” y fomentaron el reciclaje.