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Mireia Boya: «La política es patriarcal, hay que huir de los héroes y el 'pit i collons'»

La exdiputada de la CUP presenta mañana en Lleida el libro ‘Trencar el silenci’, en el que revela que sufre esclerosis múltiple y que el acoso psicológico en su formación la anuló como persona

«La política es patriarcal, hay que huir de los héroes y el ‘pit i collons’»

«La política es patriarcal, hay que huir de los héroes y el ‘pit i collons’»ACN

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La ‘Comandanta’ tiene un tuit fijado en el que recuerda que no tiene ningún cargo público, ni forma parte de la dirección política de ningún partido ni va en ninguna lista electoral. “Poneos al día, que aquí solo opino, como todos”. La aranesa dejó la dirección de la CUP hace un año denunciando que había sido víctima de una “agresión psicológica continuada” por parte de un compañero que no fue apartado. Ha sido una época difícil. En 2016 falleció su madre, Pilar Busquet, la primera síndica de Aran. Poco después murió su padre. Recientemente le han diagnosticado esclerosis múltiple y pasará el día de Sant Jordi en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya acusada de desobediencia por el 1-O en vez de firmar ejemplares de Trencar el silenci (Ara Llibres), que presenta mañana en el Cafè del Teatre de Lleida.

No es fácil Trencar el silenci con todos estos temas sobre la mesa, pero ha escrito un libro vitalista.

Una máxima del feminismo es que lo personal es político. Por eso parto de mi experiencia para romper silencios sobre temas como el acoso laboral o el impacto del diagnóstico de la esclerosis múltiple, pero también rompo silencios colectivos. Se ha hablado poco del protagonismo que tuvieron las mujeres el 1-O. Fue una lucha compartida en las calles, pero el protagonismo se lo han llevado los hombres injustamente. Por ejemplo: la gran mayoría de centros educativos abrieron sus puertas para que pudiéramos votar porque hubo muchas directoras que se la jugaron, casi todas mujeres.

A pesar de las cuotas y de las listas cremallera parece que la política no se libra del patriarcado.

El problema siempre es el mismo: ahora hay más políticas, pero no están en los lugares de decisión. Y las pocas que llegan no hacen política con perspectiva de género. No lo digo como un reproche, sino como una constatación. Y eso es así porque nos han inculcado que un político, un líder, ha de ser serio, contundente, ha de ocultar sus sentimientos... El feminismo defiende lo contrario: la empatía, la generosidad. A partir de aquí se puede construir la colectividad, encontrar conexiones que eviten este inmovilismo testosterónico que sufrimos actualmente por la falta de empatía para entender al otro. Tenemos que huir de los héroes, del pit i collons y reconocer nuestra vulnerabilidad.

Esta forma de hacer política la ha experimentado en primera persona. En el libro explica que fue incapaz de anular un acto cuando su madre estaba agonizando.

Así fue. La política te exige mucho tiempo que robas a tu familia, a tus amigos, a tu pareja. A ti misma. Es antinatural y antifeminista. Cuando me diagnosticaron esclerosis múltiple fui más consciente de lo equivocada que estaba y lo necesario que es tener tiempo para una misma y para las personas que queremos.

¿Cómo se hace frente a un diagnóstico de esclerosis múltiple?

Cuesta asumir que eres una enferma crónica, que tienes que cuidarte, rebajar el ritmo y que no puedes hacer muchos planes de futuro porque no sabes cómo estarás en el futuro.

¿Es más difícil reconocer que se es víctima de acoso laboral?

El acoso psicológico es muy difícil de detectar. No hay un hecho traumático. Es una suma de pequeñas cosas que te van minando, que te van anulando como persona. Yo no lo supe identificar. Estaba mal, padecía de insomnio, tenía ansiedad, me iba llorando a casa, pero lo atribuía al estrés. Hasta que un día tuve una reacción física a una agresión verbal y vomité.

Su madre también fue política: la primera síndica de Aran.

De pequeña no fui muy consciente de ello. Me crie con una tía abuela porque entre semana ella estaba en Barcelona, ya que era diputada en el Parlament. Me gustaba ir a verla y hacer cosas que a los niños de pueblo nos parecían increíbles, como subir las escaleras mecánicas del Corte Inglés. Mucho después, cuando yo también me dediqué a la política, se convirtió en un referente porque tomé consciencia de lo sola que estuvo, del poco reconocimiento que tuvo.

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