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Acompañar a los que viven solos
Siete voluntarios de Amics de la Gent Gran hacen seguimiento telefónico a 50 leridanos || Llamamiento para que la ciudadanía esté pendiente de los mayores durante la crisis sanitaria
Aliviar el aislamiento que pueden sufrir las personas mayores durante la crisis sanitaria es uno de los objetivos de entidades como Amics de la Gent Gran, que ha lanzado la campaña #TrucadesContraelSilenci para acompañar a aquellos que viven solos o tienen una red social reducida. La prioridad, explican, es “mantener y enriquecer los vínculos de confianza” con las personas mayores y ofrecerles apoyo emocional para reducir la sensación de aislamiento, sobre todo en un momento en el que se han tenido que suspender las visitas presenciales para evitar contagios. En Lleida, la entidad cuenta con siete personas voluntarias que se ocupan de medio centenar de usuarios.
La atención se hace por teléfono, por lo que los voluntarios llaman cada dos días para poder acompañarles, darles información sobre la situación actual si la necesitan, saber si cuentan con los servicios básicos como alimentación y medicinas, y, sobre todo, entretenerles. Ester Catalán, delegada de la entidad en Lleida, explica que han cambiado las visitas a domicilio por las llamadas y que cada voluntario, además, sigue en contacto de forma telemática con la persona a que visitaba antes de el estado de alarma. Según Catalán, muchos de los usuarios muestran “angustia” por la información que reciben sobre el coronavirus y que el objetivo es reducir lo máximo posible la soledad y la tristeza que puedan sentir durante el confinamiento. Asimismo, están en contacto con organismos como la Paeria para contar con la red de voluntarios para que les lleven comida o medicamentos a casa. Asimismo, Amics de la Gent Gran ha activado una plataforma desde su página web con información, recursos y canales para que se pongan en contacto con personas mayores de su entorno y puedan también acompañarles.
«Lo importante es que sepan que vivir solo no es estar solo»
Ana Mari López. Voluntaria
Ana Mari López, de 75 años, forma parte del voluntariado de Amics de la Gent Gran y estos días acompaña a una de las usuarias por teléfono. Ella también vive confinada al ser de un colectivo de riesgo, pero ayuda en todo lo que puede. “Es importante ser positivos con ellos y hablar del día a día, asegurarse que no les falta nada”, asegura. Ana Mari visitaba en su casa a una mujer de 90 años pero, desde que se decretó el estado de alarma, la llama por teléfono a menudo para hablar con ella. “Sabe que no tiene que salir de casa, pero no se angustia. Ha vivido tantas cosas que cree que esta es una más”, explica. “Lo importante es que alguien esté pendiente de estas personas, que sepan que vivir solo no estar solo”, señala. Esta voluntaria también vive sola y es muy activa, ya que colabora con otras entidades como Creu Roja y Sant Joan de Déu. Cuando le preguntamos cómo vive el confinamiento, responde que “mal, pero no queda otra”. “Ser voluntario es muy gratificante y lo hago con mucho gusto”, destaca.
«La gran labor de los voluntarios no tiene precio»
Empar Balaguer usuaria
De 82 años, Empar Balaguer es una de las usuarias de Amics de la Gent Gran en Lleida. Asegura que lleva bien el confinamiento porque no sale de casa desde el pasado diciembre, ya que sufre del corazón y tiene movilidad reducida. La última vez que piso la calle fue para ir a la comida navideña de la entidad. “Yo no me aburro. Siempre tengo algo que hacer”, asegura. Empar, que cada día se levanta a las 6.30 horas y reza en latín (“así practico”, dice), lamenta que solo se hable del coronavirus. “En la televisión no dan otra cosa y me quedo triste y angustiada. Con lo único que me río es con el Sálvame”, señala. Destaca que cuenta con la compañía, aunque en la distancia, de su hija, que le hace la compra y le lleva todo lo que necesita, y de sus cinco nietos. “Me concede el privilegio de vivir sola y quiero seguir haciéndolo mientras pueda valerme. Pero están muy pendientes de mí. Con mis nietos hablo todos los días”, asegura. También cuenta con la ayuda de una voluntaria de la Paeria, que la ayuda en casa, y del acompañamiento de una voluntaria de Amics de la Gent Gran, con la que ahora habla por teléfono. Asimismo, agradece la gran labor que hacen los voluntarios. “Los admiro enormemente y mucha gente no sabe que existe este voluntariado. Es una labor que no se paga con dinero”, asegura, a la vez que quiso agradecer toda la atención que recibe por parte de la entidad.