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Una pandemia en tiempos de la globalización

El virus se expande a gran velocidad ||Leridanos que viven en países afectados explican su experiencia

Gerard Guiu.

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Por definición, una pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. Así ocurrió con el brote de influenza virus A, del subtipo H1N1 hace un siglo. Los primeros casos se diagnosticaron en Kansas en marzo de 1918 y de allí se extendió por todo el mundo. De hecho, pasó a la historia como ‘gripe española’, ya que coincidió con la Primera Guerra Mundial y solo se hablaba de los estragos que causaba en la prensa de los países neutrales. Esta gripe también saltó fronteras, aunque a un ritmo que nada tiene que ver con el de la Covid-19 y en 1920 todavía se detectaban casos. Pero la globalización ha cambiado las reglas del juego. El paciente cero de Wuhan se diagnosticó el 17 de noviembre y tres meses después, había casos de coronavirus en los cinco continentes. Cada país ha lidiado con el virus a su manera. Corea del Sur, hasta ahora, es el que mejor lo ha llevado. Leridanos que viven en algunos de los países afectados por la pandemia describen la sensación de impotencia que produce estar lejos de casa en un momento tan delicado y cómo se enfrentan a las desiguales medidas tomadas por los gobiernos, que van de la despreocupación del Reino Unido o de la administración Trump, a las estrictas normas de China. Que España ya sea el tercer país en infectados y muertos les preocupa mucho y casi todos creen que se tendría que haber confinado Madrid para evitar el colapso sanitario.

«Durante dos semanas en el Reino Unido no se hizo nada»

Júlia Manau Flotats. Cambridge

La leridana Júlia Manau lleva años trabajando de enfermera en el Reino Unido. “Viendo lo que pasaba en casa me preocupaba mucho que aquí no se aplicasen medidas. Durante dos semanas no se hizo nada. Ahora parece que se es más consciente, pero en el trabajo no utilizamos batas largas ni mascarillas filtrantes de alta protección”. Manau, que actualmente trabaja como matrona, se muestra preocupada por sus compañeros sanitarios de Catalunya, que no tienen “suficiente” material de protección y “están asumiendo situaciones muy complicadas, sobre todo a nivel emocional”. Nunca se hubiera imaginado vivir una situación como esta. “Te hace reflexionar sobre muchos aspectos de nuestra sociedad y también tomar consciencia de la importancia de nuestra profesión”.

«Tras la crisis sanitaria llegará la bofetada económica»

Gerard Guiu. Nueva York

El abogado y periodista leridano Gerard Guiu, director de desarrollo de negocio de la consultora Llorente & Cuenca en Nueva York, está autoconfinado en Manhattan. “En Estados Unidos se ha actuado tarde y mal, y suerte del gobernador Cuomo; pero los neoyorquinos siempre están en estado de alarma y no se han esperado a que el gobierno decretara normas”. Pone como ejemplo que, recientemente, salió a buscar un producto de farmacia “y el Midtown estaba desierto, solo había homeless que, prácticamente, perseguían a los pocos transeúntes que estábamos en la calle”. Le impresionó ver los establecimientos de Times Square cerrados. “Ahora la prioridad es sanitaria, pero la bofetada económica será sonada”.

«Cuando todo esto acabe tendrán que rendir cuentas por no cerrar Madrid»

Emília Rovira Alegre. Oslo

La cantante y pianista Emília Rovira vive a caballo entre Oslo y Alpicat. El día 14 volaba a Noruega, “pero me quedé por responsabilidad”. En su país de acogida “se aplicaron medidas muy importantes, como el cierre de escuelas, antes de que hubiera un solo muerto, lo que me pareció muy bien”. Como también ve acertado que el gobierno noruego “ofrezca ayuda a artistas y músicos” ante la cancelación de toda la actividad cultural. El pico de la pandemia aún no ha llegado al país nórdico, donde están en semicuarentena “con una falsa sensación de seguridad” que le preocupa. Por lo que respecta a España, Rovira se muestra “indignada” con el Gobierno central por su decisión “criminal” de no cerrar Madrid y cree que “cuando todo esto acabe” habrá que “exigir responsabilidades”.

«Me preocupa el ruido político de fondo: no es el momento»

Francesc Roca. Amsterdam

Es de La Granja d’Escarp, pero lleva muchos años residiendo en el extranjero: Reino Unido, Japón, Francia, Alemania y, desde hace casi un año, Holanda, donde trabaja en Henkel, vinculado a proyectos de innovación para productos de belleza y detergentes. El coronavirus aún no ha golpeado a los Países Bajos, así que no están obligados a confinarse. “Las medidas se empiezan a implantar ahora: prohibición de formar grupos de tres o más personas, mantener una distancia en la calle de 1,5 metros... Pero, en general, los holandeses están tranquilos”. Cree que en Catalunya “se hace un trabajo magnífico de información y transparencia que sirve para concienciar a la población, pero sin provocar el pánico”, pero le preocupa “el ruido político de fondo”, que puede llevar a la confusión

«Esta crisis global es un buen momento para la reflexión»

Marc Lorés. Bali

“Cada vez aparecen más casos y se toman medidas más drásticas”, asegura el chef leridano Marc Lorés desde Bali. “Este año no se ha dejado salir a nadie a la calle a celebrar el Nyepi, el año nuevo balinés”. No está alarmado, asegura, porque lleva una vida “de mucho deporte y cocina casera”, pero en el hotel donde cocina a partir de este mes se aplican recortes de salario y solo se trabajarán 15 días. Está en contacto permanente con su familia y, aunque está “tranquilo”, se muestra convencido de que “no se han aplicado suficientes medidas” en España. Recomienda cocinar “producto fresco y ligero” durante el confinamiento y dice que esta crisis global es un buen momento “para reflexionar sobre qué podemos cambiar de nuestro día a día”.

«Los occidentales hemos complicado la crisis sanitaria en Hong Kong»

Edgar Sanuy. Hong Kong

La memoria del síndrome respiratorio agudo grave, conocido por sus siglas en inglés, SARS, hizo que Hong Kong reaccionara muy rápidamente a la epidemia de coronavirus que se inició en Wuhan. Edgar Sanuy, chef leridano establecido en la antigua colonia británica, explica que en 24 horas se tomaron “medidas drásticas” porque con el Año Nuevo chino hay mucho movimiento de turistas del continente que van a Hong Kong “y de gente de aquí que regresa a sus regiones de origen a ver a la familia”, y se temía que se descontrolara la enfermedad. “Dos meses después del primer caso en China, solo teníamos 100 infectados, se hizo muy bien”. El problema llegó cuando los miles de expatriados que viven en Hong Kong se fueron a sus países de vacaciones, “de forma muy irresponsable”, y el virus que había salido de China y se empezaba a extender por el mundo, regresó con más fuerza. “Ahora el coronavirus está descontrolado”, lamenta. “A los occidentales nos miran mal porque hemos agravado un problema sanitario de forma temeraria. Lo tenemos merecido”, dice. Este cocinero sigue trabajando. “Aquí no se pueden cerrar los restaurantes porque la población vive en pisos tan pequeños que, a menudo, ni siquiera tienen cocina”. Eso sí, con medidas profilácticas estrictas. “Se toma la temperatura a los clientes al entrar al restaurante y tienen que lavarse las manos con un gel desinfectante”. En la sala, el aforo se ha reducido a la mitad y no puede haber más de cuatro personas por mesa. El equipo de cocina todavía está más controlado. “Cada hora nos tenemos que desinfectar y cada cuatro nos tomamos la temperatura”. Pese a todo, está “tranquilo” porque “si tengo la mala suerte de infectarme estoy en un lugar con buenos servicios médicos”. Le preocupa más la salud de su familia en Lleida. “Tengo dos abuelas en las que pienso mucho”, asegura. “En situaciones como esta te replanteas si merece la pena estar tan lejos”.

«Podemos salir a la calle, pero sin acercarnos a nadie»

Ariadna Camats. Seattle

Ariadna Camats es una traductora de Lleida que vive en Seattle con su marido, un ciudadano americano de origen chino. “Casi toda su familia vive en la región de Hunan”, cercana a Hubei, zona cero del coronavirus. “No nos llegan muchas noticias”, reconoce. China, sin embargo, ha dejado de ser el epicentro de la Covid-19. “Estados Unidos es ahora el país con más casos en el mundo tras superar los 200.000 infectados”. Desde el 23 de marzo el estado de Washington decretó medidas “similares a las de Catalunya, con la diferencia de que se puede salir a la calle manteniendo las distancias”. A principios de mes tenía que ir “una o dos veces a la semana al trabajo”. Ahora se impone el teletrabajo, algo habitual en Seattle. “Todos en mi oficina trabajamos en casa”. También se hacen más facetimes. “Me preocupan mis padres y, sobre todo, mis abuelos”.

«Japón estaba más pendiente de los Juegos Olímpicos que del virus»

Josep Barahona. Tokio

El chef leridano Josep Barahona lleva 30 años en Japón, donde regenta seis restaurantes en la capital, Tokio. “Al principio estaban muy preocupados porque no querían suspender las Olimpiadas y fueron los primeros en cerrar aeropuertos”. Parecía que la situación estaba controlada, “pero cuando vi lo que pasaba en Irán y en Italia tuve claro que el gobierno no nos daba toda la información”. Prueba de ello es que “al día siguiente de aplazarse los Juegos empezó a aumentar la cifra oficial de infectados”. El país siguen funcionando, aunque a medio gas. “Nos dejan abrir los restaurantes pero nos obligan a cerrar el fin de semana: no tiene mucho sentido”. Por la calle, “hay menos gente”, pero se puede hacer vida normal, lo que resulta “inquietante”.

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