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El protocolo sanitario para temporeros carga de obligaciones a payeses y ayuntamientos

El último borrador de la Generalitat mantiene las restricciones en movimientos e impone nuevas en alojamientos || Los consistorios deben prever un espacio para poder confinar a posibles enfermos

La campaña de recogida de fruta de este año requerirá de nuevos hábitos contra el Covid-19.

La campaña de recogida de fruta de este año requerirá de nuevos hábitos contra el Covid-19.SEGRE

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La campaña de contratación de temporeros para la fruta está plagada de dificultades, primero por el temor a no contar con la mano de obra suficiente y ahora por las obligaciones sanitarias y de control que deberán asumir agricultores, centrales y cooperativas frutícolas y ayuntamientos, según el último protocolo de actuación que ha elaborado la Generalitat. Se trata desde restricciones en el transporte y los alojamientos o extremar las medidas de higiene, en el caso de los empleadores de los temporeros, hasta el hecho de que los consistorios deban prever un espacio para que posibles enfermos puedan pasar allí el confinamiento en caso de que sea necesario.

Uno de los aspectos que preocupa especialmente al sector es el referido al transporte, teniendo en cuenta que muchos temporeros que llegan a Lleida para la campaña carecen de coche propio. Hablamos de un máximo de dos personas en coche particular o un tercio de la capacidad total en caso de que estemos hablando de autocares. Además, pasajeros y conductor deberán llevar mascarillas y guantes. Estas restricciones suponen un problema logístico, por una parte, y económico, por otro, al disparar los costes. En el caso de los alojamientos, como ocurre en traslados o en el centro de trabajo, se deben mantener las medidas higiénicas y sanitarias extremas guardando la distancia social de al menos metro y medio y la toma de temperatura para comprobar que ninguno supera los 37 grados centígrados de temperatura corporal. Además, se establece que deben contar con servicio, lavamanos y ducha, agua fría y caliente, cocina, lavadora y habitaciones con ventilación, entre otros servicios.

Algunos ediles temen que la campaña frutícola convierta el Segrià en una segunda Conca d’Òdena

En el caso de los ayuntamiento, el protocolo establece que deben conocer el censo de las personas que han llegado nuevas al municipio y mantener relación con los empleadores para conocer cualquier incidencia que se pueda registrar. Cada municipio deberá disponer de un espacio municipal para poder confinar a las personas que lo requieran por recomendación de los servicios de epidemiología o Salud. El borrador de protocolo considera posible que los espacios sean compartidos por varios municipios. En todo caso, deben velar por el confinamiento y contar con servicos de alimentación y limpieza y desinfección.

Los alcaldes piden ayuda para afrontar las dificultades de la campaña

Los alcaldes del Baix Segrià están extremadamente preocupados por el desarrollo de la campaña frutícola y las dificultades que deberán afrontar si se detectan contagios entre los trabajadores del campo. Por ello, piden auxilio a las administraciones superiores para abordar las responsabilidades que deberán asumir según las recomendaciones de Protección Civil. Entre ellas, habilitar alojamiento para un eventual confinamiento de casos positivos o sospechosos; asumir su manutención; la vigilancia del cumplimiento de los protocolos y la desinfección posterior de los lugares utilizados. Los alcaldes ya están habilitando emplazamientos ante la posibilidad de que haya contagios. La alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, dijo que “lo más importante es la salud”, pero “hay que garantizar la recolección de la fruta, porque lo contrario sería la ruina”. El ayuntamiento habilitará el polideportivo y otro espacio para posibles casos de confinamiento. Pujol señaló que los ayuntamientos “no podemos hacerlo solos” y pidió ayuda económica y de gestión para afrontar el reto. “Entendemos que tenemos que asumir esta responsabilidad”, dijo, pero sin apoyo de Gobierno y Generalitat “será difícil y puede convertirse en un drama”. El primer edil de Alcarràs, Manel Ezquerra, afirmó que la localidad se ha convertido en los últimos años en dormitorio de temporeros de todo el Segrià y señaló que “estamos trabajando para que las administraciones superiores aporten recursos”, como “alternativas de alojamiento” para afrontar las recomendaciones de Protección Civil. El alcalde de Seròs, Josep Antoni Romia, se mostró muy preocupado y dijo que “hay que evitar que el Segrià se convierta en una segunda Conca d’Òdena”.

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