El Pla d'Urgell más salvaje

La eclosión de la primavera ha coincidido este año con la emergencia sanitaria por el coronavirus y, en consecuencia, con el confinamiento. Precisamente, el aumento de la biodiversidad ha sido uno de los aspectos positivos de la pandemia. Esto es lo que ha sucedido en espacios naturales protegidos como el Estany d’Ivars i Vila-sana, cerrado al público por el decreto de estado alarma. Los técnicos de la zona húmeda más grande del interior de Catalunya y los Agentes Rurales han detectado nuevos comportamientos de las especies (hay más de 250). Es el caso de las aves que han llevado sus puestas a zonas más alejadas del estanque. Así, por ejemplo, se han detectado nidos de aguilucho más repartidos y próximos a caminos, en los límites de la actividad humana o la aparición de un nido de cigüeña sobre la torre de vigilancia, un lugar donde nunca se habían reproducido por la presencia humana. “Se nota que las aves están más confiadas y se han acostumbrado a la ausencia de personas”, explica Josep Maria Arnó, del Grup de Suport Aeri y que el martes de la semana pasada fue el encargado de grabar con un dron esta explosión de la naturaleza. Eduard Ribes, técnico del espacio, afirma que “ahora es más fácil ver por las cámaras nutrias, jinetas y zorros. Es espectacular”. El espacio sigue cerrado pero, desde el sábado, vecinos de Ivars y Vila-sana pueden pasear por sus caminos adyacentes.

Cerrados todos los espacios naturales Todas las actividades de ocio al aire libre (senderismo, escalada y acampada, entre otras muchas) quedaron restringidas por el estado de alarma. Los Agentes Rurales han sido los encargados de velar por los espacios naturales protegidos, que han sido cerrados para evitar el acceso de ciudadanos. Durante este periodo, en Lleida han llevado a cabo unas 700 inspecciones y han levantado unas 80 actas por infracciones.