CLIMA
El cambio climático hace crecer el riesgo de heladas a finales de primavera en Europa
Según un estudio internacional en el que participado el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya
Las regiones forestales de Europa están cada vez más amenazadas por los daños que causan las heladas al final de la primavera. Esta es una de las conclusiones de un estudio internacional en el que participado el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y la Universidad de Lleida, con una cincuentena más de investigadores de todo el mundo. El profesor e investigador Sergio de Miquel ha explicado que el cambio climático es la principal explicación de este fenómeno. Además, alerta de que los efectos que puede tener en las especies son "múltiples", como ejemplo frenar el crecimiento de las hojas y debilitar la vitalidad. Una de las conclusiones también es que las especies se intentan adaptar, "pero el cambio climático va más deprisa".
Con el trabajo se pretende interpretar la manera en que los árboles se adaptan para minimizar el daño de las heladas en sus hojas y para predecir la vulnerabilidad de los bosques ante el cambio climático. Además, el estudio también puede ser una gran herramienta para orientar la elaboración de modelos climáticos, la agricultura, la silvicultura y la adopción de decisiones ambientales.
Uno de los investigadores y profesor de la UdL, Sergio de Miguel, ha explicado que a menudo el cambio climático se relaciona con el calentamiento global y la sequía, pero en el fondo el cambio climático conduce la tierra a situaciones "extremas", ya sean sequías, heladas o episodios de gota fría en momentos en que no son habituales.
De Miguel ha explicado que los efectos que eso provoca en las especies forestales son "múltiples", sobre todo en los tejidos nuevos de los árboles, como las hojas que empiezan a brotar. A pesar de las heladas a finales de primavera detengan este crecimiento, de Miguel ha explicado que muchas especies salen adelante y se reponen, "pero tienen que invertir unos recursos adicionales".
Eso, según el investigador, provoca un debilitamiento de la vitalidad de estos árboles, pero también que crezcan más pequeños, o que el fruto se vea comprometido. Si bien los bosques actúan como grandes aliados para frenar el cambio climático, ya que los árboles absorben el CO2 para crecer mediante la fotosíntesis, la reducción del crecimiento de los ejemplares, "puede comportar que los árboles no cojan tanto carbono", ha explicado de Miguel.
Especies que intentan adaptarse
Las heladas tardías de la primavera son más habituales en los Estados Unidos, ha explicado el investigador, y no a Europa o al Asia, y las especies ya tienen unas hojas "más resistentes a las heladas o simplemente nacen más tarde". Por el contrario, en Europa y en Asia, las especies son más "oportunistas" y cuando reúnen las condiciones de buen tiempo es cuando sacan la hoja. Históricamente, no han necesitado adaptarse y por eso ahora se ven "sorprendidas".
De Miguel ha explicado que los árboles tienen un cierto poder de adaptación que se va observando, por ejemplo, en la migración de especies a más altitud, a través de las semillas. El investigador ha lamentado que las especies "intentan adaptarse", pero el cambio climático "va más deprisa".
El daño que provoca las heladas tardías afecta en gran medida al crecimiento, a la capacidad competitiva y a los límites de distribución de las plantas. En el caso de Norteamérica y Europa, causan más pérdidas económicas a la agricultura que cualquier otro peligro relacionado con el clima.
Investigación coliderada por el CTFC
El Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y la Universidad de Lleida (UdL) son las únicas instituciones del Estado español que han participado al estudio. Lo han hecho de la mano de Sergio de Miguel, profesor, investigador y miembro del Comité Directivo de la Global Monte Biodiversity Initiative (GFBI). Los datos del GFBI Hub, que ha recopilado de los investigadores de todo el mundo, han sido fundamentales para llevar a cabo el trabajo.
Para llegar a estas conclusiones se han analizado los casos de heladas de finales de primavera entre 1959 y 2017 de unas 1.500 especies. Los resultados de la investigación se publicaron el lunes en la prestigiosa revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).