SALUD SÍNDROMES DE SENSIBILIZACIÓN CENTRAL
Un dolor cada vez más precoz
Fibrolleida ha atendido a tres niños con fatiga crónica y la edad media de los afectados baja de los 50 a los 35 años || Más recursos médicos y sensibilización, claves para mejorar su día a día
Aprender a vivir con el dolor y tener que afrontar que no hay otra alternativa para no rendirse. Esta la lucha diaria de los más de 11.000 leridanos que padecen enfermedades de sensibilización central (fibromialgia, fatiga crónica, sensibilidad química múltiple y electrosensibilidad). Con motivo del Día Intercional de estas patologías, que se celebró ayer, los afectados y sus familias reclaman más recursos médicos, de investigación y sensibilización en una sociedad aún muy desconocedora de estas enfermedades. También ante el hecho de que no solo afectan a personas de edad avanzada, sino que cada vez son más jóvenes. La asociación Fibrolleida, con más de 300 socios, ya ha atendido a tres familias con niños con fatiga crónica y la edad media de sus socios, la mayoría mujeres, ha bajado de los 50 a los 35 años, incluso de menores de 30. La presidenta de la entidad, Carme Fabregat, explica a SEGRE que su principal objetivo es seguir atendiendo a los afectados ante el “vía crucis” del diagnóstico y el tratamiento, además de promover actividades de concienciación en institutos y de especialización en recursos sanitarios para mejorar la calidad de vida de los usuarios. Con el confinaniento señala que las desinfecciones afectan a las personas con sensibilidad química y quieren promover la instalación de zonas blancas en los centros médicos para aquellos usuarios que padecen este síndrome. Impulsar la investigación y los recursos médicos es una de las reclamaciones de las personas afectadas por síndromes de sensibilización central. A Tania Martínez, de 32 años, le diagnosticaron fibromialgia hace poco más de un año. “Nos dicen que no hay solución, pero necesitamos pautas para continuar”, destaca. Por ello, reclama más comprensión y constata que el apoyo familiar es imprescindible para afrontar el dolor.