La magia de Sant Joan gana al virus

Ni la pandemia pudo impedir celebrar por todo lo alto una de las tradiciones más catalanas, la verbena de Sant Joan. La magia volvió a apoderarse de las comarcas leridanas en una noche que estuvo protagonizada por los petardos, las hogueras y las cocas, si bien la mayoría de fiestas se redujeron al ámbito familiar para prevenir contagios. Como cada año, la Flama del Canigó repartida por ciclistas y excursionistas fue la encargada de encender la mecha de las fogatas que dieron la bienvenida al verano a lo largo y ancho del territorio. La Flama llegó puntual a Lleida y, tras hacer una parada en la Paeria, se trasladó a todos los barrios y partidas −Protección Civil autorizó 19 hogueras, aunque se encendieron menos que otros años−. Allí, como en numerosas localidades leridanas, se leyó un manifiesto, firmado en esta ocasión por el cantante del grupo Koers, Kelly Isaiah, quien recordó a las víctimas mortales del coronavirus. “Este año aprovechamos, no solo para reivindicar la unidad de la lengua y de los Países Catalanes, también para recordar a aquellas personas que ya no están”. A pesar de las restricciones sanitarias, la noche más corta del año estuvo marcada por la tradición y, en Cervera, el grupo de corredores los Fondistes fue el encargado de llevar la Flama. Los fuegos artificiales fueron el plato fuerte en Balaguer, Guissona o La Seu d’Urgell donde, a falta de la tradicional hoguera, los Diables del Alt Urgell tenían previsto encender la mecha del espectáculo pirotécnico. Agramunt optó por cancelar los actos presenciales. En Les Borges organizaron una ‘fiesta sobre ruedas’, con espectáculos de música y teatro en las calles. Los Bomberos efectuaron 27 intervenciones en las comarcas de Lleida hasta la medianoche. Entre ellas destacó un fuego de matojos que quemó mil metros cuadrados en Corbins.