OBITUARIO MÚSICA
Muere la banda sonora del cine
El compositor italiano Ennio Morricone murió ayer en Roma a los 91 años de edad. Como legado deja cientos de bandas sonoras que le consagran para siempre como uno de los artistas más importantes e influyentes de la historia del cine. El maestro, nacido el 11 noviembre de 1928 en Roma, falleció en una habitación de la clínica romana Campus Bio Médico, del Opus Dei, donde estaba ingresado tras fracturarse un fémur en una caída.
En sus últimos días estuvo acompañado por su esposa, Maria, de la que pudo despedirse, y “conservó hasta el último instante una plena lucidez y gran dignidad”, informó la familia en un comunicado. El artista, autor de más de 400 bandas sonoras, dispuso que su funeral sea estrictamente privado para respetar “el sentimiento de humildad que siempre le inspiró” en vida. Uno de los médicos del centro, Vincenzo Denaro, amigo personal de Morricone, aseguró que su deseo era morir con total discreción y que estuvo lúcido hasta el final. “Fantaseaba con quién se aliaría en el Paraíso, si con Beethoven o con Mozart. Le gustaba mucho eso”, confió el doctor a los medios.
Morricone cuenta en su nómina con cientos de melodías, no todas vinculadas al mundo del cine, pues firmó los arreglos de temas populares para Joan Baez, el Se telefonando (1966) de Mina o Sapore di sale (1963) de Gino Paoli, entre otras muchas. Su primera incursión en el mundo del cine se produjo en 1961 con la banda de la película Il federale de Luciano Salcio, pero paralelamente ha creado un gran acervo de música absoluta o para coro. Compuso las bandas sonoras de títulos como El bueno, el feo y el malo, Cinema Paradiso o Érase una vez América. Su última creación se titula Tante pietre a ricordare (Muchas piedras que recordar), pieza para orquesta y voz blanca con la que conmemora a las víctimas del derrumbe del puente de Génova. Recibió el Oscar honorífico en 2007 en reconocimiento a toda su carrera y en 2016 ganó la estatuilla por la banda sonora de Los odiosos ocho, de Quentin Tarantino.
En 2019 dijo adiós con una gira a sus conciertos con público, pero no dejó de crear música, una pasión que siempre le acompañó, desde que comenzara a estudiar en el conservatorio Santa Cecilia animado por su padre, también músico.