El Sant Magí más íntimo

Cervera y Tàrrega mantuvieron ayer la tradicional festividad de Sant Magí pero de una manera más reducida y con medidas de seguridad por la Covid. En la capital de la Segarra la pandemia provocó que este año no hubiese la tradicional entrada del agua de la Brufaganya, a la que se atribuyen propiedades milagrosas. En su lugar, se organizó un pasacalles nocturno e íntimo entre los vecinos del barrio de Sant Magí, que recorrieron un itinerario desde la parroquia gótica de Santa Maria hasta la capilla dedicada al santo. De ello se ocuparon 6 músicos, 4 del mismo barrio, y estuvo presidido por 29 año consecutivo por Jordi Casado. Durante el día la capilla de Sant Magí permaneció abierta y en el exterior se repartió el agua, este año en botellas precintadas en vez de con los tradicionales cántaros.

Por su parte en Tàrrega, la fiesta tuvo lugar en el Parc de Sant Eloi. Tras una misa en la ermita en la que se interpretaron los tradicionales gozos dedicados al santo, los fieles se dirigieron a la plazoleta dedicada a Sant Magí. Allí, algunos de los asistentes cumplieron con la tradición de beber agua traída desde el santuario de la Brufaganya. Los participantes también pudieron adquirir azulejos, cántaros conmemorativos de diseño exclusivo y unas galletas conocidas como los ‘gaiatons de Sant Magí’. Como medida de prevención, se limitó el aforo y los asistentes tuvieron que llevar mascarilla. La fiesta acabó por la noche con un recital de Carme Estadella y Sissaviva.