El Dansàneu mantiene su esencia

El Dansàneu cerró ayer siete días de festival en les Valls d’Àneu con la constatación de que “la cultura es segura y necesaria”, en palabras de la directora del certamen, Rut Martínez, que quiso subrayar el “punto de emoción que se ha respirado en esta edición”. Por su parte, Ferran Rella, presidente del Consell Cultural de les Valls d’Àneu, entidad que organiza el evento, destacó que “el territorio, el público y los artistas han agradecido mucho la celebración del festival porque este punto de comunión nos hace más falta que nunca”. Han sido siete días de festival de danza, música y patrimonio que se han concentrado en una quincena de propuestas artísticas de pequeño y mediano formato, que a menudo se tuvieron que reubicar para adaptarse a las medidas de seguridad sanitarias por la Covid-19. Pese a todo, el festival no renunció a sus rasgos característicos, como son el incentivo a la producción y la voluntad de poner en contacto artistas de estilos y disciplinas diferentes.

Ayer por la tarde, Santa Maria d’Àneu acogió la clausura del festival con una propuesta que se estrenó con la voluntad de rodaje y que también se podrá ver en la Fira Mediterrània de Manresa. Se trata de un encargo a la compañía Factoria Mascaró, fundada por el bailarín y coreógrafo Joan Serra (creador y alma del Dansàneu hasta su muerte), junto al grupo de polifonía vocal masculina La Nova Euterpe. Una producción que pone el acento en el patrimonio y que parte de la recuperación de algunas piezas litúrgicas populares, “goigs”, principalmente, entre ellos un Magníficat de la Vall d’Àssua, arregladas específicamente por Jaume Ayats. Antes de este espectáculo se pudo disfrutar de la Orquestrina Trama en el Castell de València d’Àneu, un escenario que se ha incorporado este año al festival. El espectáculo de clausura fue a cargo de Júlia Farrero con la propuesta Teia, basada en la tradición fallaire de los Pirineos, en Esterri d’Àneu. La organización destacó que en esta edición se han vendido todas las entradas de pago puestas a la venta, más de 1.500, mientras el Consell Cultural de les Valls d’Àneu estudia reubicar la celebración del festival al mes de agosto, ya que la ocupación en el Alt Pirineu es más elevada en la primera semana de julio.