ESNOTICIA
La situación no está para fiestas
Desierto cultural con el cierre de cines y museos y la suspensión de conciertos, teatro y celebraciones
El estado de alarma, el confinamiento domiciliario y el frenazo económico subsiguiente provocado por la pandemia de la Covid-19 desde mediados de marzo cambió un paradigma social con la necesidad de mantener la distancia entre personas, el aislamiento, el cierre..., lo que se tradujo en un cataclismo en el sector que precisamente potencia el contacto personal, la comunión en grupo: la cultura y las fiestas. El mundo del ocio, ya sea desde los equipamientos teatrales, de cine o musicales hasta los museos y espacios culturales, ‘desapareció’ de la noche al día. Lo mismo ocurrió con las celebraciones festivas, sociales (Sant Jordi) o religiosas (Semana Santa) que antes llenaban calles y plazas y que ahora, como mucho, se vistieron de formato digital. Dos ejemplos de citas multitudinarias en Lleida marcadas desde hace décadas en rojo en el calendario: el Aplec del Caragol en mayo y la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega en septiembre. La primera contó con una pequeña rúa como sustitución en mayo pero aplazó a octubre –de momento– la fiesta, y la segunda ya hasta el año que viene, aunque esta próxima semana se mantendrá una actividad on line solo para profesionales del sector.
Sea como sea, el sector de la música y el teatro son dos de los que lo están pasando realmente muy mal. No solo por la caída de las Festes Majors –ahora tímidamente se están recuperando algunas actividades presenciales– sino también por conciertos, festivales y ciclos teatrales. El primer fin de semana del estado de alarma, 14 y 15 de marzo, tenía que arrancar el Festival Músiques Disperses en Lleida, con Pau Riba entre otros artistas. Fue el primer certamen en anular toda la programación. Así, en el terreno musical también pasaron a mejor vida el Festival de Pasqua de Cervera de música clásica catalana; el Festival de Música Antiga dels Pirineus, con conciertos previstos en una veintena de localidades de las comarcas pirenaicas de Lleida; el Kalikenyo Rock de Juneda, que cada año recibe a miles de fans del punk-rock de todo el país; además del ‘estreno’ del denominado Terranostrvm Electronic, un nuevo festival que tenía que haberse celebrado en junio en el Parc de les Basses recuperando así este espacio para el ocio cultural; o del regreso después de unos años de parón del multitudinario Monegros Desert Festival en los Monegros el pasado 1 de agosto, cancelado también hasta el próximo verano.
Ponent se ha quedado sin el Músiques Disperses, el Kalikenyo o el Festival de Pasqua de Cervera
En el ámbito de las artes escénicas, cabe destacar la doble suspensión de la Fira de Titelles de Lleida. Prevista del 1 al 3 de mayo, los organizadores se armaron de ilusión y esperanza para celebrar el 8 de julio una cita reducida y adaptada a las circunstancias pero el segundo confinamiento de Lleida y el Segrià lo echó de nuevo por la borda. También cayó a mediados de julio el Festival Esbaiola’t en Esterri d’Àneu. Y en el terreno audiovisual también dijo adiós en junio la Mostra de Cinema Llatinoamericà, una despedida que podría ser definitiva a tenor de los nuevos planes de la Paeria.
En esta línea, también desaparecieron de la agenda de los leridanos algunas de las fiestas más esperadas del año. Es el caso, por ejemplo, de la Festa Major de mayo, de la que parte de los actos pasarán a celebrarse en las fiestas de otoño. Asimismo, el mes de mayo también se quedó huérfano de la tradicional fiesta de Moros i Cristians que precisamente este año cumplía su 25 aniversario. Por otro lado, ya en abril se vivió una de las semanas santas más atípicas de la historia sin eventos tan importantes como la tradicional procesión del Sant Enterrament del Viernes Santo. El mes de julio también dejó otra baja sensible aplazando hasta el año que viene la tradicional Transsegre. Por su parte, una de las celebraciones más importantes de la provincia, el Aquelarre de Cervera, también tuvo que suspender su 42 edición, aunque entidades de la localidad llevaron a cabo algunas actividades relacionadas con la fiesta. Y por si fuera poco, la pandemia también envió al traste las fiestas de les Falles en el Pirineo, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2015.
Fechas clave en cultura El Marraco de paseo por Lleida fue lo más destacado de un triste Sant Jordi confinado. La diada del 23 de julio no compensó.