Recuperan los restos de seis personas de la fosa de la Guerra Civil de Sorpe
Las familias de los fusilados de Isavarre han dado muestras de ADN para la identificación de los cuerpos
La dirección general de Memoria Democrática ya ha recuperado los restos de cinco individuos de la fosa del prado del carpintero de Sorpe (Pallars Sobirà) y está a punto de extraer una sexta. Se trata de esqueletos, algunos incompletos. Entre los hallazgos, hay un cráneo con un disparo de bala y prendas de ropa. Los restos, según los primeros indicios, corresponden a cinco de los diez hombres que fueron fusilados por el ejército franquista en abril de 1938 después de la ocupación de Isavarre. Los arqueólogos continuarán la excavación durante los próximos días a la espera de encontrar a más individuos. Las familias de los fusilados han empezado a dar este lunes muestras de ADN para poder identificar los cuerpos que se recuperen de la fosa.
El Programa de identificación genética del Govern cruzará los perfiles genéticos de los familiares con los de los restos óseos para ver si hay coincidencia. La recogida de muestras se ha hecho al Centro de Atención Primaria de Esterri d'Àneu (Pallars Sobirà) por parte de genetistas del Hospital Universitario de la Vall d'Hebron.
Gil Riba es uno de los familiares que se han hecho las pruebas de ADN. En la fosa de Sorpe estaría enterrado su padrino, Jaume Sabaté. Riba ha dicho que quiere poder recuperar los restos de su abuelo para poder enterrarlo junto a su abuela. Esta es la voluntad que siempre han tenido la familia y la que les gustaría cumplir. En este sentido, ha añadido que le hubiera gustado que este trabajo se hubiera hecho 30 años antes, ya que así sus padres lo hubieran podido ver. Ahora, sólo piensa en recuperar los restos de su abuelo y cerrar un ciclo muy triste.
Por su parte, Jaume Sabaté, nieto de Jaume Sabaté, también enterrado en la fosa de Sorpe, ha explicado que confía poder enterrar dignamente" a su abuelo y no tenerlo a un campo "tirado".
Según la memoria oral, las tropas franquistas ocuparon Isavarre el 16 de abril de 1938 y concentraron a todos los hombres en la plaza del pueblo. Después los retuvieron en una capilla que hay en la población. Al cabo de uno o dos días, los trasladaron y fusilaron en la zona conocida como prado del carpintero, cerca de una cabaña de piedras, en Sorpe. Fueron enterrados en el mismo lugar de la ejecución. Ellos mismos tuvieron que cavar la fosa, obligados por los soldados franquistas.
Días más tarde, algunos familiares se desplazaron hasta el lugar y acabaron de enterrar los cuerpos que habían quedado medio descubiertos.
Joana, con 85 años, recuerda como su abuelo, acompañado de un soldado, se despidió de ella con un beso en la mejilla y a todos los de casa les dijo: "No lloréis que ya volveré". Pero Francesc Bringué, padrino de Joana ya no volvió. Ahora, lo único que desea Joana es que le puedan entregar los restos y enterrarlo en el cementerio de Isavarre. Joana ha sido una de las familiares que se han hecho las pruebas de ADN.
La consellera de Justicia, Ester Capella, ha hablado de la localización de los restos de los cinco cuerpos, y ha dicho que el objetivo es "abrir fosas y poder hacer el cruce genético con los familiares". Si el resultado de este cruce es positivo, se puede poner nombre y apellido a los restos y entregarlas a los familiares". Así se "dignifica" a las personas enterradas en las fosas y se cierra un proceso de duelo, ha dicho la consellera. Capella ha añadido que es un acto de "memoria democrática".
La fosa de Sorpe es la 31.ª que la Generalitat abre a través del Plan de fosas, el programa que desde 2017 planifica y prioriza la apertura de fosas y los trabajos para identificar a las víctimas. Las excavaciones del Plan han facilitado la recuperación de 308 personas. De estas, ocho han sido identificadas con el Programa de identificación genética, que es el sistema que dispone de una base de datos con perfiles genéticos de familiares de víctimas y perfiles genéticos de restos localizados en fosas. Los datos se cruzan para ver si hay coincidencia genética. El Programa de identificación genética dispone actualmente de unas 2.000 muestras de ADN de donantes vivos y de unos 200 perfiles genéticos de restos de fosas. Cada extracción de ADN de un individuo de una fosa tiene un coste aproximado de unos 1.000 euros. En cambio, la donación de ADN por parte de familiares es gratuita e indolora, y es clave para poder identificar a las víctimas. Los familiares que quieran dar una muestra genética se tienen que inscribir en el Censo de personas desaparecidas. El Hospital Universitario Vall d'Hebron es el encargado de extraer la muestra del frotis bucal.
En Catalunya hay 523 fosas de la Guerra Civil documentadas, con una cifra estimatoria de 20.000 personas enterradas.