«El planeta nos ha agradecido este confinamiento obligatorio»

Pep Fillat Gil (Tremp, 45 años) es el nuevo presidente del del comité científico de la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS) tras ser elegido por la asamblea federativa el pasado 26 de septiembre. Funcionario del ayuntamiento de Tremp es, además, fundador de Aquoir, un proyecto de envejecimiento de vinos en ánforas artesanales en el medio subacuático. Es también buceador asociado a los Centros de Arqueología Subacuática de Catalunya (CASC) y en materias vinculadas al área del Comité Olímpico Español.

¿ Qué misión y objetivos tiene el comité científico?

Más que una misión lo considero un deber ser el referente de buceadores y entusiastas de las actividades subacuáticas, con el objetivo de que puedan disfrutar mejor de sus inmersiones, a través del conocimiento, interpretación, difusión y comprensión del medio marino así como su patrimonio, sin olvidar las aguas continentales o de interior.

Es un cometido muy amplio. ¿Cuántas personas lo componen?

Tengo un superequipazo. Es un auténtico dream team. Son 28 miembros, entre los que hay doctores, másters, licenciados y amantes del patrimonio cultural y natural subacuático de nuestro país. Claramente yo soy el menos cualificado, pero estoy muy agradecido porque a todos ellos les propuse seguirme en esta andadura y todos me apoyaron.

¿Y cuál es su funcionamiento?

Hacemos entre 4 y 5 reuniones online semanales, ya sean temas de índole ministerial a nivel de transición ecológica, tales como reservas y parques naturales. Y también hay reuniones internacionales. Con mi equipo contacto a diario.

Usted es polifacético. Aventurero, emprendedor... explique de forma breve cómo llegó hasta aquí.

A los 19 años haciendo el servicio militar tuve la posibilidad de salir de mi población natal, Tremp, y conocer nuevas gentes y nuevas experiencias. Cuando me licencié, estudié Turismo en el CETT de Barcelona. Luego me contrató el Club Med (compañía francesa especializada en vacaciones premium todo incluido) y fui el primer español en navegar en el velero más grande del mundo. Ha sido, sin duda, la mejor época de mi vida porque trabajé por todo el mundo.

Para la naturaleza en general y para los fondos marinos en particular, ¿la pandemia ha tenido un efecto positivo debido al confinamiento?

Sí, muy positivo. Tanto que se recuperaron las aguas en vida y en calidad casi un 20 por ciento en tres meses. Hubo, por ejemplo, imágenes curiosas de delfines en los puertos como si fueran buscando al ser humano para comprender qué sucedía. O ciervos y otros animales salvajes deambulando en centros urbanos. El planeta nos ha agradecido este confinamiento obligatorio. Por eso propongo, ¿por qué no hacemos más gestos de este tipo sin obligatoriedad? Se me echan encima cuando lo digo pero sería necesario.

En cuanto al patrimonio arqueológico de nuestras costas, ¿queda mucho aún por descubrir?

Hay un dicho muy conocido que dice que el mar es el mejor museo del mundo. ¡Claro que queda por descubrir! Pensemos que las actividades subacuáticas como tal solo tienen poco más de cincuenta años. No hemos hecho más que comenzar porque cada vez llegan más nuevas técnicas y tecnologías.

¿Y tesoros por rescatar?

Todos y ninguno porque la palabra tesoro está interpretada o valorada de forma diferente en el mundo científico, sobre todo en el subacuático. Tesoro es una palabra de carácter muy singular que se interpreta como encontrar algo muy valioso e importante para ser rico, conocido y poderoso. Y es un gran error. En algunas inmersiones, personalmente he encontrado tesoros únicos en el mundo y espero que en el futuro la palabra tesoro se asocie a encontrar algo plural, un tesoro para todos, que sirva para su difusión y principalmente para su conocimiento.

En 2012, tras un largo proceso, un juzgado de Tampa (Florida) dio la razón a España que reclamaba a la empresa estadounidense Odyssey la devolución de las monedas de oro y plata, así como las piezas de valor de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, ¿hay algún litigio de este tipo actualmente?

No, pero los habrá. Pensemos que España entre los siglos XVI y XIX fue un imperio tan o más importante como lo fueron en la Edad Antigua los de Roma o Alejandro Magno. A partir de 1492 y tras las conquistas americanas, el tráfico y las guerras marítimas, las actividades de piratería, etc, aumentaron hasta unos niveles casi inimaginables. Hoy en día vivimos en un mundo motorizado, pero en aquel entonces el transporte marítimo era el mejor medio para las grandes rutas. Con esto quiero decir que el patrimonio nacional que permanece sumergido es incalculable. Lo que pasó con Odyssey no será un caso aislado. Y soy partidario de que ‘Al César, lo que es del César’.