Lleida suspende las tasas de terrazas y de mercadillos hasta abril

El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, anunció ayer durante una entrevista en LleidaTV que prorrogarán hasta abril la suspensión del impuesto de terrazas y de mercados ambulantes. Una medida que el gobierno municipal ya adoptó la pasada primavera durante el primer confinamiento y que ha ido alargando con las sucesivas restricciones tanto a la hostelería como los mercadillos ambulantes. Pueyo recordó que “en lo que va de año solo hemos cobrado estos dos impuestos durante el primer trimestre de 2020 y por razones obvias”, además de que han puesto “facilidades al sector”, como son “el corte de determinadas calles los fines de semana para poder ampliar sus terrazas y garantizar así que puedan cumplir la limitación de aforos”. Es por ello que el alcalde se congratuló de que “durante nueve meses no hemos cobrado estas tasas y empezaremos el 2021 sin cobrarlas”.

Por otro lado, el Gobierno central aprobó ayer un paquete de medidas de apoyo al turismo, la hostelería y el pequeño comercio, entre ellas una rebaja de los alquileres y ayudas fiscales, un “ambicioso” plan con un impacto estimado de unos 4.220 millones de euros. El decreto ley aprobado en consejo de ministros especifica que en el caso de los locales comerciales propiedad de “grandes tenedores”, es decir, con más de diez inmuebles, se obligará a los dueños a rebajar en un 50 % la renta al negocio mientras esté vigente el estado de alarma en caso de que la negociación entre ambas partes no haya fructificado. En el caso de quienes cuentan con menos de 10 inmuebles, el Ejecutivo creará un “incentivo fiscal” que permitirá a estos propietarios desgravarse toda la cuantía que rebajen en la renta del inquilino y que, por tanto, dejen de percibir. También habrá una reducción de la tributación en el sistema de módulos del IRPF, que en el caso de quienes trabajen en los sectores del turismo, la hostelería y el comercio alcanzará el 35 %.

‘SOS’ de la hostelería y el turismo en la Alta Ribagorça Unas 150 personas se manifestaron ayer delante de la iglesia de Sant Climent de Taüll para denunciar el “ahogo” que suponen las restricciones horarias en el sector de la hostelería. Convocados por la plataforma SOS Alta Ribagorça, los manifestantes denunciaron que estas medidas suponen “un suicidio colectivo para la hostelería”. Defendieron que se trata de una comarca pequeña de montaña con una economía basada en el turismo, en la que más del 60% de la población vive directa o indirectamente del sector. “Estas decisiones nos afectan mucho y no nos dejan trabajar”, destacaron. Exigieron que se revisen las medidas y se adapten a la realidad de la comarca. Los asistentes leyeron un manifiesto y cortaron la carretera de acceso a la población en tramos de 10 minutos. “No es culpa nuestra”, “Queremos trabajar” o “Se traspasa por ineptitud política”, fueron algunas de las consignas que se pudieron leer en las pancartas de los manifestantes. “Con estas franjas horarias no podemos atender a las necesidades de los visitantes y es inviable”, dijeron