Navidad bajo mínimos

Un día como hoy era habitual que en muchas casas se hiciera un meritorio ejercicio de Tetris con todo lo que se asemejara a una mesa para lograr reunir a cuantos más comensales mejor. Y aunque algunas piezas encajaban de aquella manera y hubiera que mover algún mueble que otro para que todo el mundo tuviera su silla, formaba parte del encanto (o pesadilla, para algunos) de la Navidad. Este año no habrá problemas de espacio. La mayoría de familias han optado por la prudencia y haciendo caso de las recomendaciones de las autoridades sanitarias han organizado unas fiestas bajo mínimos. El refranero no sirve en tiempos de pandemia y el per Nadal, cada ovella al seu corral este año tiene muchos matices. El miedo a contagiar a personas de riesgo puede más que las ganas de ver a la familia, aunque haga meses que las restricciones impidan los reencuentros. Hay coincidencia en que es mejor sacrificar las fiestas que tener que lamentar que alguien cercano enferme. Además, las nuevas tecnologías permitirán que diferentes grupos burbuja interactúen sin correr ningún riesgo, de ahí que el célebre villancico A vint-i-cinc de desembre tiene su particular versión en las redes sociales en esta Navidad atípica y el estribillo “fum, fum, fum” se ha cambiado por “Zoom, Zoom, Zoom”, en referencia al popular programa de videollamadas. “Lo importante es que el año que viene estemos todos”. Un deseo compartido que, con más de 500 fallecidos por la Covid-19 solo en las comarcas de Lleida, va más allá del tópico de la frase hecha. En muchos hogares habrá una silla vacía porque se echará de menos a alguien que ha fallecido. Las otras ausencias, aunque duelan en días tan señalados, son muy diferentes. Ya habrá tiempo para recuperar todas las fiestas que nos ha escatimado el virus en este 2020 para olvidar.