Más adopciones pese a la pandemia

Las adopciones de niños aumentaron ligeramente el año pasado en las comarcas leridanas, a pesar de las restricciones de movilidad a causa de la pandemia. Según los datos del Institut Català de l’Acollida i de l’Adopció (ICAA), en 2020 se contabilizaron siete adopciones en Ponent, dos más de las que se registraron un año antes. Y aunque la mayoría de familias se decantan por los procesos “autóctonos” de adopción debido a las trabas de algunos países −el año pasado se tramitaron 28 peticiones de adopciones de niños catalanes−, durante los meses de pandemia se registraron tres solicitudes más de familias leridanas que quieren adoptar a niños en el extranjero, pasando de 5 peticiones en 2019 a las ocho del año pasado. Pero estos datos quedan lejos de hace unos años, cuando las adopciones internacionales vivieron un auténtico boom en toda Catalunya. Solo en 2006 llegaron a la provincia medio centenar de pequeños adoptados en otros países. Entre los factores que explican una caída constante de los procesos están las largas esperas que empezaron a acumular algunos de los países, con hasta diez años de demora, el endurecimiento de los requisitos o la propia crisis económica, que echó atrás a muchas parejas, ya que los costes de estos procesos suelen ser más elevados. Si China se había mantenido como uno de los países más demandados, según los datos del ICAA, el año pasado la mayoría de pequeños que pasaron a formar parte de familias catalanas procedían de países como Vietnam, Colombia, Costa de Marfil, la India o Madagascar.

En cuanto a las acogidas familiares, que permiten que los menores crezcan en un entorno familiar sin perder el vínculo y la relación con su familia de origen, las comarcas de Ponent han registrado en los últimos meses un leve descenso tanto de las solicitudes (5) como de los procesos de acogida que han culminado, pasando de 37 a un total de 35. La directora del Institut Català de l’Acolliment i de l’Adopció, Agnès Russiñol, explica que la crisis sanitaria obligó a reinventar algunos de los trámites, como las entrevistas con la familia o las formaciones. El organismo optó por un formato híbrido: todos los encuentros que por su naturaleza o temática podían ser virtuales, se gestionaron de forma telemática, mientras que las visitas al domicilio se mantuvieron presenciales. Además, algunas familia a las que ya se les había asignado un pequeño no pudieron viajar a su país de origen a buscarlo por las restricciones de movilidad y el cierre de las fronteras.