Sociedad /Televisión
Demasiadas contradicciones en el caso Rocío Carrasco
Presentada como un ícono contra la violencia de género escandaliza su contrato con Mediaset y el papel demagogo de la cadena
Superado el impacto inicial de las dos primeras, y consecutivas, entregas del docudrama "Rocío: contar la verdad para seguir viva", que constituyeron un récord de audiencia sin precedentes en la televisión de este país, desde que se rompió el monopolio de TVE, comienzan ahora a cuestionarse diferentes aspectos del programa y que ahora van trascendiendo sobre la forma en que gestó y se llevó a cabo la exhibición, en público, de las vivencias personales de la hija de Pedro Carrasco y Rocío Jurado.
A Rocío Carrasco se le cuestiona el hecho de haber tardado 20 años en denunciar los supuestos malos tratos, físicos y sobre todo psicológicos, de su marido Antonio David Flores con quién se casó en 1996, en contra de la opinión de sus padres, y del que separó en el 2000 con dos hijos en común, Rocío y David. También se le critica el hecho de que, la hija de "la más grande" ha estado viviendo de la guerra con su ex desde su separación a base de portadas, reportajes y entrevistas (él, también) y sobre todo, el draconiano contrato que firmó con Mediaset para el docudrama que, visto lo visto, tiene muy poco de documental y sí mucho de entrevista guionada: cerca de dos millones de euros por sentarse ante las cámaras y el despido de Antonio David Flores de la cadena, que no se produjo hasta ayer, ya emitidas las dos primeras entregas, cuando el programa hacía meses que estaba grabado.
Y también la sospecha de que tenía chuletas preparadas en la palma de la mano para recordar hechos y fechas; su sobreactuación con exceso de balbuceos y lágrimas y contradicciones como la de afirmar que no quería provocar un trauma a su hija Rocío, de la que lleva más de dos años sin hablar con ella y con querellas de ida y vuelta en los juzgados, por conocer quién era en realidad su padre cuando lo estaba contando todo en el programa.
Por cierto, que, pese a que Antonio David Flores ha sido apartado de todos los programas en los que aparecía como colaborador, se da por hecho que, una vez emitidas todas las entregas, volverá como invitado de lujo a Mediaset, a cambio de una buena mordida, para explicar su versión especialmente con un juzgado, en el 2017, decidió archivar, tras una exhaustiva investigación, las denuncias de malos tratos presentada por Rocío Carrasco y dándole la custodia de sus dos hijos. Y también se especula con la presencia de Rocío, la hija mayor de la pareja, que, para calentar el ambiente, ya ha asegurado que la cadena no le permitió entrar en directo para aclarar alguna de las acusaciones que estaba formulando su madre.
Tele 5 exigió a cambio que Rocío Carrasco retirara la larga lista de demandas interpuestas contra programas y colaboradores de la cadena para poder emitir el "Contar la verdad para seguir viva", cosa que explica el cambio de actitud de algunos de ellos, especialmente Belén Esteban, que se habían caracterizado por ponerse siempre de parte de Antonio David.
A la cadena de Paolo Vasile se la cuestiona por su demagogia y populismo en el caso jugando el papel del lobo cuidando a las ovejas, convirtiéndose en bandera contra algo del que lleva viviendo, y bien, desde su fundación: saltarse la igualdad de género a la torera haciendo bueno aquella afirmación del máximo responsable de Mediaset cuando aseguró "los programas sólo existen para colocar anuncios dentro de ellos". Este pasado domingo, Mediaset intercaló un total de 120 anuncios en los diferentes cortes publicitarios que a razón de 30.000 euros cada uno de ellos, dan un total de 3.600.000 euros ingresados en la caja.
Y aún hubo más críticas por el hecho de que, ante tanto contenido dramático, un circunspecto Jorge Javier Vázquez, en una de sus mejores actuaciones de su dilatada trayectoria como maestro de ceremonias, frivolizase el tema, sorteando 12.000 euros entre las llamadas recibidas de los espectadores.