Un estudio de Bellvitge constata que los años de duración de un trastorno alimentario son decisivos en el éxito de la recuperación

Un estudio del Hospital de Bellvitge ha concluido que los años de evolución de un trastorno de conducta alimentaria (TCA) inciden directamente en la probabilidad de éxito de su recuperación. La investigación, publicada en el 'European Eating Disorders Review', constata que el 54,3% de los pacientes tratados con estas enfermedades en Bellvitge alcanzan una recuperación completa o sustancial. El porcentaje de cura llega al 72% y al 65%, respectivamente, en los casos de trastorno por atracón y anorexia nerviosa, mientras que la recuperación de la bulimia nerviosa se sitúa tan sólo en el 35%. El estudio establece por primera vez un criterio temporal de riesgo de cronicidad, el cual varía sustancialmente en función del trastorno.

Según la investigación hecha pública este jueves, el riesgo de cronicidad crece en casos de anorexia y bulimia con más de 12 y 14 años de evolución. En los pacientes con trastornos atípicos, el riesgo se acentúa si la evolución es de 6 a 8 años, mientras que en casos de trastorno por atracón la cronicidad es elevada con evoluciones de 20 a 21 años.El estudio observación que hay un porcentaje elevado de pacientes que pueden recuperarse de forma completa o sustancial si reciben intervenciones especializadas en el momento preciso. De esta manera, los investigadores señalan el reconocimiento precoz de los síntomas y el tratamiento personalizado como elementos clave para abordar los TCA. El jefe de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Bellvitge, investigador del IDIBELL y el CIBERObn y catedrático de la UB, el Dr Fernando Fernández Aranda, celebra que el estudio muestre "la necesidad de dedicar esfuerzos a las intervenciones tempranas que pueden mejorar los resultados, especialmente en el caso de los trastornos atípicos". El doctor, investigador principal de la investigación, resalta que también se ha constatado la importancia de desplegar tratamientos que incidan en rasgos de personalidad disfuncionales, como la persistencia, la ansiedad, la evitación del daño o la dependencia de la recompensa.