Muere el príncipe Felipe de Edimburgo

El príncipe Felipe de Edimburgo, marido de Isabel II de Inglaterra, murió ayer a los 99 años tras una vida en la que puso su personalidad fuerte y controvertida al servicio de la reina y de la Corona. Convertido en el consorte más longevo de la monarquía británica tras 73 años de matrimonio, el duque de Edimburgo deja un indiscutible legado como pilar de Isabel II, quien ya había sellado así su trascendencia para la historia: “Simplemente, ha sido mi fuerza y mi soporte”.

Un breve comunicado difundido por el Palacio de Buckingham a las 11.01 horas dio la noticia del fallecimiento del duque, que había dejado el hospital el 16 de marzo tras ser operado del corazón. Nunca fue el personaje más apreciado de la Casa de los Windsor.

Sus procacidades divertían a algunos e irritaban todavía a más. Pero nadie discutió la importancia de su papel en la sombra para una reina que, ella sí, cuenta a sus 94 años con un respeto casi reverencial en el país.

Le gustaba bromear, siempre entre la socarronería y la amargura, con su papel secundario en el Palacio de Buckingham, aunque entre bambalinas contribuyó a capear algunos de los peores temporales a los que se ha enfrentado la monarquía. Desde el momento en el que se dio a conocer el deceso, las instituciones de todo el mundo se volcaron en rendir homenaje al príncipe Felipe.

El primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson, no ahorró elogios al glosar su figura delante de su residencia de Downing Street. El duque “se ganó el afecto de generaciones aquí en el Reino Unido, a lo largo de la Commonwealth y en todo el mundo”, dijo.

Por su parte, el príncipe Enrique de Inglaterra −nieto de Felipe− y la duquesa de Sussex, Meghan Markle, agradecieron al duque “su servicio”, en la web de su fundación, Archewell. Los reyes de España, Felipe y Letizia, dijeron que sintieron “profunda tristeza al recibir la noticia” y que “nunca olvidaremos las ocasiones que pudimos compartir con él”.

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Operación ‘Forth Bridge’: así será el último adiós a un consorte discreto La muerte del duque de Edimburgo pone en marcha la Operación “Forth Bridge”, que estipula con precisión cuáles serán los pasos que se seguirán para despedirle. A petición del propio Felipe, su cuerpo no será velado en público sino que yacerá en Windsor hasta su funeral privado en la capilla de San Jorge, previsto para el 17 de abril.

Las banderas deberán ondean a media asta hasta las 8 de la mañana del día después del funeral, los miembros del Gobierno paralizarán sus intervenciones públicas y se suspenderán los actos de campaña electoral para las elecciones locales y escocesas de mayo. Además, el Gobierno pidió ayer a la ciudadanía que “no asista o participe en ningún evento” relacionado con el funeral o entierro, y que tampoco deposite ofrendas de flores delante de los palacios.

La línea de sucesión a la corona británica no resulta modificada ya que el duque de Edimburgo no forma parte de ella. El príncipe Carlos es el heredero al trono.