10 argumentos científicos para convencer a los escépticos de la vacunación contra la COVID-19
Las últimas informaciones sobre algunas vacunas contra la COVID-19 y las decisiones adoptadas por algunos estados y autoridades para limitar la inoculación a ciertos grupos de edad han derivado en una desconfianza de estas terapias, cosa que ha reducido notablemente el ritmo de vacunación.
Según el último barómetro del CIS, en torno al 6,5% de la sociedad española no está dispuesta a vacunarse cuando le toque y el 5% todavía tiene dudas, un porcentaje que se ha ido incrementando a causa de las últimas noticias.
De hecho, después de las informaciones publicadas por la Agencia Europea del Medicamento con respecto a la vinculación infrecuente de una vacuna contra la COVID-19 con una posible trombosis, se ha multiplicado el número de personas que no han acudido a la cita para vacunarse o que han rechazado la vacuna de manera explícita. Por ejemplo, en el caso de la Comunidad de Madrid, los datos detallan que el rechazo de la vacuna ha pasado del 3%, al final del mes de marzo, además del 60% a causa de las últimas informaciones y decisiones sobre los grupos de edad a mediados de abril.
"La gestión de la información y la toma de decisiones sin criterios científicos y estadísticos han sido fatales para la confianza en las vacunas. La prudencia es un aspecto fundamental y hace falta investigar cada caso y estar alerta, pero hay que ser consciente de que todos los fármacos tienen efectos secundarios y que estas vacunas no son diferentes de los millares de fármacos que nos hemos puesto antes y que nos ponemos cada día», detalla Salvador Macip, médico y profesor de los estudios de Ciències de la Salud a la UOC, director investigador del Mechanisms of Cancer and Ageing Lab de la Universitat de Leicester y divulgador científico que considera que actualmente ha habido una sobredimensión y se ha exagerado el problema.
Argumentos de las personas contrarias a la vacunación
Estos argumentos que ofrecen las personas que no están dispuestas a vacunarse o que plantean muchas dudas sobre este tipo de terapias se basan principalmente en la libertad individual de cada ciudadano, en los efectos secundarios que derivan o en la inseguridad. "Es cierto que la decisión de vacunarse o no es un tema individual, pero también es una decisión comunitaria, ya que no vacunarse afecta a la sociedad y la gente de nuestro entorno, de manera que hay una parte de responsabilidad civil", recalca a este experto.
En este sentido, Manuel Armayones, experto en psicología del comportamiento y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación e investigador del eHealth Center de UOC, señala que la decisión personal de vacunarse es un acto altruista en beneficio propio, pero también colectivo. "Al vacunarnos contribuimos a ser parte de una sociedad segura que cuida del bienestar de todos, de las personas más frágiles y con más riesgos, como las personas mayores, o de personas que por cualquier motivo médico no se pueden vacunar" subraya Armayones.
De hecho, al contextualizar la información, se demuestra que en colectivos tan vulnerables como las personas mayores, más propensos a tener problemas de salud y complicaciones, las defunciones en residencias han pasado de ser más de 700 semanales a en enero y febrero en sólo dos en marzo, según los registros del IMSERSO, una caída atribuible a la vacunación masiva en estos centros sociosanitarios durante los primeros meses del año.
Por otra parte, otro de las dudas en que se fundamentan las personas contrarias a la vacunas para rechazarlas se basa en la rapidez con que se han desarrollado, sin tener en cuenta aspectos como la ingente inversión económica y profesional que se ha hecho el último año.
"En Europa se administran vacunas muy innovadoras, pero eso no quiere decir que sean nuevas o que se hayan inventado hace un año. Las vacunas de ARN se propusieron hace veinte años o treinta y desde entonces se ha investigado en su desarrollo. Es más, ya se hacían ensayos clínicos antes de la pandemia, pero como había una pandemia y una fuerte inversión, se han acelerado los resultados", explica Macip.
Incremento de la motivación
Otro de los aspectos fundamentales para conseguir una aceptación social y una vacunación contra la COVID-19 masiva es el comportamiento humano. Es decir, hay que conseguir crear un entorno que vaya a favor que favorezca la consecución de este objetivo, para lo cual se tienen que cumplir tres factores fundamentales, como que las personas tengan la capacidad de vacunarse, lo cual estén motivadas para hacerlo y lo cual recibamos la "señal" para hacerlo.
"La capacidad para vacunar la tenemos, tanto porque todos dispondremos gratuitamente de dosis de vacuna como|cómo, colectivamente, porque contamos con profesionales entrenados y un sistema sanitario que nos ofrecerá un lugar|sitio y momento para hacerlo. Por otra parte, la señal, que sería el tercer componente porque llevamos a cabo la vacunación, nos llegará a cada uno por medio de una llamada o mensaje, y en caso de que no esté así, a cada autonomía hay vías para saber cuándo se nos vacunará", recalca Armayones.
Asimismo, este experto de la UOC coincide con otros investigadores internacionales en el hecho que el principal reto para vacunar estará a conseguir que el nivel de motivación sea alto, y más en estos momentos en que esta motivación es maleable según las noticias y las informaciones que van apareciendo en medios y sobre todo en redes sociales», observación Armayones, que añade que los mensajes para ser efectivos, además de ser comprensibles fácilmente, se tienen que adecuar en cada colectivo o grupo social, escuchando las dudas que tienen y ofreciendo respuestas claras. Otra estrategia para aumentar la motivación es incluir como modelos para seguir referentes o personas influyentes que puedan convencer con el ejemplo a las personas que todavía puedan dudar.
De esta manera, el uso de la información se tiene que hacer de una manera ponderada y equilibrada para que la gente comprenda, gracias a datos contrastados, los grandes beneficios de las vacunas contra la COVID-19, ante los riesgos de la inacción. «Por desgracia siempre hay un porcentaje de gente poco inclinado que ahogará|negará estos argumentos, pero si conseguimos ofrecer de la manera más gráfica y visual posible datos validados científicamente y se establecen canales de comunicación fiable, por medio de diferentes plataformas y redes sociales que resuelvan todas las dudas, este porcentaje será mínimo y no habrá ningún problema. Pero si este porcentaje aumenta, puede comportar un riesgo social mucho más grave», incide Macip.
Las claves para combatir las dudas
En este sentido, las mejores herramientas para persuadir y convencer a las personas de que dudan de los beneficios de vacunarse y recelan de los posibles riesgos, se basan en aspectos como la transparencia de la información, un enfoque positivo de la situación actual derivada de la vacunación o de los beneficios que se obtendrán socialmente gracias a la inmunidad adquirida.
"Tenemos que valorar los aspectos positivos de la vacunación enfrente del efecto tan negativo de no vacunarse, básicamente en el aumento de muertes y la imposibilidad de recuperarnos económica y socialmente, ya que la vacunación contribuye a formar parte de la solución. De hecho, la vacunación no sólo ofrece un beneficio propio, sino que también contribuye a ayudar al conjunto de la sociedad", incide Armayones, el cual invita a pensar en una situación que por más que es evidente no tenemos que olvidar: ¿qué pasaría si los científicos no hubieran desarrollado vacunas para poner fin a la pandemia? ¿Cuánto tiempo más habría resistido la sociedad sin un colapso global mucho más duro que el que ya vivimos, especialmente en algunos sectores?
De la misma manera, se tiene que poner el acento en la información veraz y contrastada, fácilmente comprensible para el público en general que explique los datos en su contexto, no destacando únicamente los acontecimientos puntuales, como los trombos derivados de algunas terapias, poco frecuentes, sino también datos tan reales como el porcentaje de personas que las sufren en comparación con los efectos adversos de medicamentos mucho más comunes o el número de personas que la vacuna salva de morir por SARS-CoV-2.
Decálogo para convencer a una persona escéptica de las vacunas
Los investigadores de la UOC dan los 10 argumentos siguientes:
- Todos los medicamentos tienen efectos secundarios, pero los beneficios son muy superiores a los riesgos que se asumen.
- Desde el comienzo de la vacunación, las muertes en residencias de ancianos se han reducido drásticamente.
- Las vacunas son las terapias más seguras y los posibles riesgos son poco probables.
- Las vacunas basadas en ARN hace veinte años que se estudian.
- Los riesgos derivados de la covid son muy superiores, con riesgo de muerte, que las poco frecuentes trombosis derivadas de las vacunas.
- No llevar a cabo una vacunación masiva prolongará la pandemia durante mucho más tiempo. No hay certezas, pero no hacer nada no mejorará la situación.
- La vacunación masiva permite volver a la normalidad y recuperarla gradualmente.
- Si ante una primera dosis no ha habido reacción, el riesgo de sufrir algún tipo de efecto secundario con la segunda es mínimo.
- Los profesionales sanitarios y el personal de residencias han sido los primeros colectivos en vacunarse y los efectos secundarios graves a duras penas han existido.
- Vacunarse es un acto altruista: no sólo se protege uno mismo, también se contribuye a la protección de toda la sociedad, especialmente de las personas inmunodeprimidas que no pueden optar a este tipo de terapias.