La pandemia dispara la anorexia

Las demandas de ayuda por trastornos de conducta alimentaria (TCA) se duplicaron en Catalunya en 2020 con respecto al año anterior, según la Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (ACAB). A falta de estadísticas oficiales, la entidad estima que a finales de 2020 se registraron unas 5.000 consultas, más del doble que las 1.950 recibidas en 2019.

La nutricionista clínica Maria Gil, del espai ICSI de Lleida, durante la pandemia por la Covid-19 ha recibido en su consulta más casos tanto de tipo restrictivo —la anorexia nerviosa, por ejemplo— como de personas que tienden a la ingesta compulsiva de alimentos. Se calcula que en 2020 había cerca de 400.000 personas con trastornos de alimentación en España.

Entre el 1% y el 4% de la población del Estado, según las fuentes, padece un TCA. Es más frecuente en mujeres —nueve de cada diez casos— y una de cada veinte adolescentes lo sufre.

También es la enfermedad mental con mayor índice de suicidio. Las causas de los TCA son multifactoriales y de naturaleza muy compleja.

Las personas que los desarrollan presentan ciertos rasgos genéticos que las hacen más propensas a efectuar comportamientos problemáticos alrededor de la comida. “La situación de pandemia puede desencadenar un TCA”, explica Gil a SEGRE, “porque supone un cúmulo de cosas: menos socialización, más tiempo en casa, más comidas en solitario, alteración de la rutina habitual, menos tiempo al aire libre, más tiempo en redes sociales, incertidumbre, mayor preocupación por la salud o ansiedad, entre otras circunstancias”.

El hecho de limitar nuestras “vías de escape”, como son practicar deporte o quedar con amigos, aumenta la posibilidad de que acabemos gestionando esta situación de una forma problemática con respecto a nuestra alimentación. Desde Creu Roja Lleida dicen que los casos graves que detectan en familias en situación de vulnerabilidad son derivados al Colegio de Nutricionistas, entidad que les ofrece consultas de forma gratuita.

¿Cómo pueden detectar los familiares un posible caso de TCA?

El hecho de limitar nuestras “vías de escape” aumenta la posibilidad de desarrollar un problema con la comida

El término TCA abarca trastornos muy diversos, por lo que los signos de alarma pueden ser muy diferentes, por ejemplo la práctica de ejercicio excesiva. En el caso de las conductas restrictivas tienen que ver con una obsesiva preocupación por el peso y la apariencia física, y puede que la persona empiece a rechazar ciertos alimentos. En el caso de ingesta compulsiva, podemos detectar signos de “desaparición” de gran cantidad de comida o que la persona exprese culpabilidad por haber comido, entre otros.

¿Cuál es el protocolo de actuación una vez detectados?

Es fundamental derivar el caso a un/a psicólogo/a, a poder ser con formación específica en TCA. Tendemos a pensar que el problema de los TCA está en lo que come la persona, pero la causa primaria suele estar en otro lado.

¿Qué recomendaciones deben seguir los familiares ante esta situación?

El acompañamiento familiar es fundamental y, de hecho, uno de los tipos de terapia más efectivos. También se recomienda acompañar a la persona con TCA durante las comidas, o si hay tendencia al atracón no comprar los productos que se suelan incluir en el episodio, además de practicar actividades de ocio juntos.