Las brujas sí que volaban con las escobas
Desde siempre, la literatura, el cine y la televisión han conseguido que tengamos la imagen de una bruja con un aspecto concreto: una mujer mayor, con verrugas, deformes, volando con una escoba. Aunque esta imagen es ficción, una cosa si es real, y es que la gran mayoría de las mujeres acusadas de ser brujas sí estaban relacionadas con la escoba y, casi que volaban con ella.
Lo primero que hay que dejar claro es que estas mujeres acusadas por la iglesia y que eran consideradas brujas, en realidad no eran más que unas mujeres que experimentaban con plantas medicinales y buscaban el significado de la vida y la naturaleza más allá de lo que marcaba la religión. En una época en que solamente los hombres podían tener carrera de medicina y ciencia.
Pero las famosas "brujas" lo que hacían era experimentar con plantas medicinales buscando calmar sus propios dolores, como los menstruales, y ayudar a otras mujeres. Estas acciones estaban totalmente prohibidas para las mujeres, estaba penado por ley, y sobre todo por la iglesia. Es por esta razón, que tenían que practicar estos actos en secreto y formaban grupos de mujeres que se reunían para estudiar su propio cuerpo, lo cual era nombrado como "brujería" y las podían llevar a la hoguera por eso.
¿Sin embargo, por qué una escoba para volar? Bien, como se mencionaba, antes las "brujas" experimentaban con algunas plantas medicinales, pero descubrieron que algunas tenían otros usos peculiares. Por ejemplo, plantas como la mandrágora o el hongo que se formaba en el centeno y algunas plantas venenosas podían generar un efecto alucinógeno.
Muchas de las "brujas" se obsesionaron con estos alucinógenos, ya que experimentaban una sensación de placer y las visiones que producían estas plantas, provocaba que estas mujeres experimentaran con el alucinógeno de manera frecuente.
El problema es que al ingerir estos alucinógenos los efectos secundarios eran bastante graves, desde irritación de la piel, vómitos... No obstante, tiempo después descubrieron que la mejor manera de evitar estos efectos secundarios era aplicar el ungüento por la piel. Concretamente, observaron que el mejor lugar para aplicar el alucinógeno estaba en la zona de los genitales, según explica Jesus G. Bacala, en "Ciencia Histórica", ya que generaba que el efecto fuera mucho más potente y sin ningún efecto secundario.
Es así como empezaron a aplicarse el ungüento utilizando el palo de la escoba y rozando el alucinógeno en sus áreas íntimas. Las primeras evidencias se encuentran en el caso de Lady Alice Kyteler, acusada de brujería, el año 1324.
"En el armario de la mujer se encontró un envase de ungüento con el cual asegura que untaba un palo que después montaba para poner el producto en sus partes íntimas".
También el archivo de Jordanes Bergamo, un investigador de la brujería del siglo XV, que aseguraba: "Las brujas han condensado que durante algunos días y noches untan un palo con este ungüento especial y 'mágico' que hacen y lo pasan por sus partes íntimas, bajo sus brazos y en otros lugares del cuerpo para obtener el efecto deseado".
O como explicaba Antonio Escohotado en "Historia General de las Drogas" mediante un documento del siglo XV: "Las brujas, confiesan que untan un palo, lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas en otros sitios donde hay pelo, y a veces llevan amuletos entre el pelo"
No obstante, ¿por qué relacionaban el vuelo con el palo de la escoba? La respuesta va totalmente relacionada con la experiencia de la "bruja". Básicamente, muchas mujeres acusadas explicaban que aunque estaban casi completamente dormidas, en su mente se veían "volando sobre montañas y praderas, sobre la naturaleza,", y ellas creían que lo que habían visto era real, un efecto astral de su espíritu.
El mito de las brujas que vuelan utilizando sus escobas se resume pues, según algunas fuentes, en que las mujeres utilizaban alucinógenos mediante los palos de las escobas, y viajaban por una experiencia psicosensorial que parecía casi real.